lunes, 26 de enero de 2015

Odile Fernández: "¡Llevé las investigaciones médicas a la cocina y funcionó!"



Hoy ha salido publicada en la Vanguardia una entrevista que me hizo la periodista 
Raquel Queralt hace unos días. La entrevista fue hecha el mismo día que intervine 
en el programa Para todos la verdad es que fue un día muy especial. Ese día 
estaba especialmente feliz y creo que eso se nota a la hora de transmitir. 
También tengo que decir que los dos entrevistadores de ese día eran un 
tesoro y me hicieron sentir muy cómoda. Estoy convencida de que cuando se 
hacen las cosas desde el corazón se consigue llegar a más gente y se tiene éxito 
en la vida. Pues bien, esta noticia ha sido la más vista hoy en la web de la 
Vanguardia.... donde esté el amor que se te quite la tristeza, la ira y la envidia ;-)
Fuente: La Vanguardia
  “Mi oncólogo me dice que soy un milagro”, comenta Odile Fernández, a la que en 
2010 le diagnosticaron un cáncer de ovario con metástasis en pulmón, sacro y 
vagina. El pronóstico no era muy alentador ya que las probabilidades de 
supervivencia en este tipo de casos son muy pocas. “Era noviembre y presentía 
que moriría antes de Reyes”, añade y explica que una de las cosas que la
 impulsaron a desear vivir fue su hijo, Íker. “Los hijos nos obligan a aferrarnos a 
la vida y mi peque de tres años me obligó a dejar a un lado la tristeza y buscar 
ese deseo de vivir”. Tres años más tarde llegaría su hermano, Nacho. 
Quizá fue su vocación y profesión, la de médico, o quizá fue su instinto de 
supervivencia, o las dos cosas a la vez, lo que hizo que Odile no se 
resignara y se convirtiera en “parte activa” en la batalla contra su enfermedad: 
empezó a investigar entre diversas publicaciones médicas con el fin de 
descubrir cómo podía ayudar a su cuerpo a sanar y qué podía hacer 
para conseguir paliar los efectos secundarios de los tratamientos médicos a los 
que se sometió –una intervención quirúrgica y quimioterapia-. A raíz de este 
resurgir personal, comenzó a hacer ejercicio físico, probó algunas terapias
 naturales que le ayudaron a encontrarse mejor, meditó para calmar su mente y 
cambió su alimentación introduciendo alimentos saludables. 
Tras su sanación, decidió compartir la experiencia vivida en un blog y en su primer
 libro, del que ya se han publicado once ediciones; ahora acaba de ver la luz la 
segunda parte:
 Mis recetas de cocina anticáncer (Urano), donde explica los pilares básicos de este 
tipo de alimentación, detalla el tipo de dieta de las poblaciones con menos 
casos de cáncer del planeta y propone 130 recetas con ilustraciones a todo color.
 Odile está convencida de que, además de la quimio, consiguió superar su 
enfermedad gracias a “la rica comida, el amor y la paz interior” con los que vivió 
durante su proceso de sanación. 

- ¿De dónde surge la cocina “anticáncer”?
- Este tipo de alimentación se llama “anticáncer” porque lo escribo fruto del cáncer que sufrí y porque intenta prevenir la aparición de la enfermedad, pero podría llamarse también “cocina saludable”, beneficiosa para cualquier tipo de patología. 

- No obstante, usted deja claro en el libro que no quiere generar falsas expectativas. 
- Sí, lo de “anticáncer” no significa que vaya a curar el cáncer, sino que todos somos potenciales enfermos de cáncer y todos tenemos que prevenirlo. Esta dieta es un complemento a la medicina convencional, porque ayuda a tener menos efectos secundarios, mejorar la calidad de vida y la acción de la quimioterapia, pero nunca digo que esto cure. De hecho, es muy difícil saber cuál es el verdadero papel que puede tener la alimentación durante la enfermedad porque plantear estudios de este tipo en humanos es muy complicado. 

- ¿Cuándo empezó a interesarse por las investigaciones existentes al respecto? 
- Cuando me dijeron que tenía metástasis y que las expectativas de vida eran limitadas, pensé: “Tengo que buscar algo más si lo que quiero es sanar y no prolongar solamente unos años mi vida”. Empecé a leer bibliografía médica que relacionaba cáncer y alimentación, y fui introduciendo esos alimentos con sustancias fitoquímicas que parece que tienen propiedades anticáncer mediante técnicas culinarias suaves que mantienen las propiedades de los alimentos. Me basé en publicaciones y también me fijé en lo que comen las poblaciones de aquellas zonas del mundo que menos cáncer padecen, como Japón, Cuenca Mediterránea e India. 

- ¿Qué indican esos estudios? 
- La dieta mediterránea puede prevenir sobre todo cánceres de mama, colon e intestino. Cuando hablo de dieta mediterránea, no me refiero a la que comemos en la actualidad, sino a la de antes de 1960. 

-¿Por qué esa dieta era tan saludable?
- Porque estaba basada en productos frescos y de temporada, mucho producto local y se preparaba en casa, donde en verano se comía mucha ensalada, gazpacho y pescado; y en invierno, cremas de verduras y guisados. También se consumía mucha legumbre y mucho cereal integral –antes le llamaban el pan moreno-. Esa era la verdadera dieta mediterránea, a la que se le añadían muchos frutos secos, especias, fruta y plantas aromáticas. Ahora la dieta que seguimos en la Cuenca Mediterránea se parece más al modelo americano de alimentación que a la dieta mediterránea tradicional. 

- ¿Y qué me dice de la cocina japonesa e india?
- Los japoneses tienen mucho menos cáncer de mama, próstata, colon y ovario, ya que mantienen una alimentación rica en algas, setas, pescado crudo, mucha legumbre y vegetales. Y, luego, India, que aunque su población no es comparable con la de Europa y Japón porque su esperanza de vida es más corta, a la misma edad que la europea registra un índice de cáncer de la mitad, y parece que es por el alto consumo de legumbres, vegetales y especias, sobre todo de cúrcuma. 

-La científica de este tipo de cocina es usted, es decir, que se inventó “las recetas anticáncer”… 
- No había nada escrito sobre esto, solo existía investigación primaria que hablaba de la cúrcuma, el lino, las setas, pero en ningún sitio explicaba cómo introducirlo en la dieta. Entonces, hice de mi cocina un laboratorio, lo que también me sirvió como arteterapia durante el cáncer, porque como estaba centrada en cocinar, no pensaba en los efectos negativos de los tratamientos; saqué de mí una creatividad que hasta entonces nunca había tenido –antes de mi enfermedad no cocinaba-.

- Es decir, en cierto modo cocinar le ayudó a sanar. 
-¡Llevé las investigaciones médicas a la cocina y funcionó! Tuve muy pocos efectos secundarios de la quimio, de hecho, durante el tratamiento estuve viajando por Europa; no tuve que tomar ninguno de los fármacos que me prescribieron en el hospital para vómitos y llagas, y con mi jengibre y mi cúrcuma controlé el dolor. Me sentía con energía y vitalidad. Y creo que, en parte, fue gracias a la alimentación. 

- ¿Cuál fue la respuesta de los oncólogos que la trataban ante su curación y su cambio de estilo de vida? 
- Mi oncólogo me dijo que si a mí me sentaba bien, que lo hiciera (…) y que no todo el mundo está preparado para hacer tantos cambios. Le respondí que si a la gente no se le informa de esta opción, nunca sabrá hasta qué está dispuesta a llegar para sanar. Pero si nadie te dice que durante la quimioterapia, por ejemplo, no es bueno abusar de los fritos, de los azúcares, de los aceites vegetales refinados, tú con buena intención continuarás llevando esa alimentación sin saber que te puede ir mal. 

- Precisamente, usted critica a los médicos que tratan al enfermo de cáncer como un sujeto pasivo y no como un sujeto activo. 
- En general, la medicina es muy paternalista, pero cada vez somos más los enfermos que reivindicamos tener un papel activo y que confiamos en nuestro poder de autocuración. Por desgracia, los oncólogos tienen poco tiempo y poca formación para poder ofrecerle al paciente las herramientas y la información que el enfermo demanda. Pero por suerte algo está cambiando y cada vez son más los médicos que están abiertos a esto. La medicina no es una ciencia exacta. 

- ¿Y qué propone?
- Estudiar por qué hay tanta diferencia entre unos pacientes y otros. Si se hiciera un abordaje integral de la persona probablemente los resultados de muchas enfermedades serían mejores, y esto es lo que se está haciendo en Estados Unidos, donde al ser la sanidad privada, destinan más recursos a las necesidades del enfermo y se ofrece información sobre alimentación, emociones, hábitos de vida, además de la medicina convencional. 

- Usted comenta en el libro que está convencida de que la angustia que siente el enfermo de cáncer y los tratamientos contra esta enfermedad a menudo la agravan. 
- La verdad es que los tratamientos cada vez son menos agresivos, aunque lo continúan siendo; la quimioterapia no es del agrado de nadie. Si durante este tratamiento emocionalmente estás mal y te nutres mal, las posibilidades de supervivencia son menores que si emocionalmente tienes una actitud positiva, proactiva, si te alimentas bien, haces ejercicio, te mueves, estás activo y tienes una motivación. 

- A raíz de la publicación de su primer libro, supongo que habrán contactado con usted muchos pacientes.
- Sí, esto es lo bonito de haber escrito el libro: el feedback con la gente que te escribe para darte las gracias porque la información que le has proporcionado le ha servido, no solo para el cáncer, sino también para otras enfermedades, como diabetes e hipertensión, incluso, para perder peso. Lo más bonito es cuando te escriben médicos y enfermeros diciéndote que lo están comprobando y ven que sirve. 

- Desde que sufrió el cáncer, ¿qué alimentos ha retirado de su dieta?
- Los llamados “alimentos muertos” que poco nos aportan, sobre todo los que son refinados, como el pan blanco y la pasta blanca, a los que les han quitado parte de sus nutrientes -fibra, vitaminas, polifenoles y minerales- y les han dejado básicamente el hidrato de carbono y las calorías; los alimentos ricos en azúcares refinados, como pastelería o bollería; aceites vegetales refinados, como el de girasol y de maíz. Tampoco es recomendable el exceso de carnes rojas y embutidos, los alimentos en salazón y los ahumados, a los que se relaciona con cáncer de estómago, y fritos y barbacoas, que pueden contener sustancias tóxicas.

- ¿Qué alimentos ha incorporado a su dieta en gran medida?
- Los meses que duró la quimioterapia hice una dieta basada en ingerir alimentos crudos: ensaladas, batidos, gazpacho y algo de pescado, pero hecho al vapor. Y, después, fui introduciendo poco a poco las legumbres y los cereales integrales cocinados. Llevé una dieta piscivegana, a base de pescado y vegetales, sin carne ni lácteos. 

- ¿Por qué retiró los lácteos?
- Hay investigaciones que los relacionan con cáncer de ovario y de próstata, y como el mío era de ovario pensé que más valía no tentar a la suerte. Suplí los lácteos con sésamos, almendras, algas, que son muy ricas en calcio. En Japón, por ejemplo, no se toman lácteos y tienen poca osteoporosis y fracturas de cadera. 

- ¿Este tipo de dieta es apta también para niños?
- Sí, de hecho algunas de las recetas del libro están pensadas para los niños, como las gominolas, las brochetas de fruta con chocolate y los donuts en su versión sana. Los niños podrían tomar este mismo tipo de alimentación, y también les podemos dar carne una o dos veces por semana y huevos. 

- ¿Lo ha hecho así con sus dos hijos?
- Mis hijos nunca han tomado leche, aunque algunas veces toman yogur de cabra o queso de cabra. La leche de vaca todavía no la han probado. 

- Poco después de recuperarse del cáncer, se quedó embarazada de su segundo hijo. 
- Después de la quimioterapia, el oncólogo me propuso ampliar la cirugía y yo le dije que estaba cansada y quería esperar un poco y durante esa espera llegó Íker. Según la oncología no me podría quedar embarazada porque probablemente la quimioterapia me habría dejado estéril, pero estoy convencida de que gracias a la buena alimentación y a buscar ese bienestar emocional tuve ese milagro; también estoy convencida de que creamos lo que creemos y yo mientras sufría cáncer, pensaba en ese bebé que tenía que nacer. 

- ¿Durante el embarazo continuó con la misma dieta?
- Sí.

- ¿Los oncólogos que la trataron qué le han dicho respecto a su curación casi milagrosa? 
- Uno de mis dos oncólogos dice que soy un milagro, y yo siempre le digo que “sí”, pero que también soy “un milagro muy currado”, que detrás de mi sanación hay mucho trabajo personal, no solo de alimentación, sino de tratar las emociones, hacer ejercicio, cambiar de actitud frente a la vida. Y mi otro oncólogo no dice nada, me da la enhorabuena y ya está. 

- Aún así, ¿tiene miedo a recaer?
- No. Una de las cosas que te enseña el cáncer es a vivir sin miedo y a disfrutar porque cuando tienes cáncer y está tan avanzado, te das cuenta de que la vida es limitada y que todos vamos a morir. Quizá muchas veces cuando estamos sanos, es como si tuviéramos un pacto hasta los 80 años. Desde que tuve la enfermedad me dedico a crear mi sueño y se lo inculco también a mis hijos. Cuando me quedé embarazada poco después de sanar, hubo gente que me preguntó si tenía miedo de que me volviera el cáncer y ese niño se quedara huérfano. Si tuviera miedo a morir, tampoco saldría a la calle por si me atropella un coche. 

- En la dieta que ha elaborado no hay carne, pero sí pescado. No obstante, algunos pescados como la merluza que aparece en sus recetas contienen mercurio, sustancia también perjudicial para la salud. 
- Cuanto más grandes sean los pescados, están más contaminados por metales pesados a causa de la contaminación del mar. Por eso se recomienda la ingesta de pescado azul pequeño –boquerón, sardina, jurel y caballa-, ya que es rico en Omega 3 y está menos contaminado por metales pesados. Podríamos comer este tipo de pescado de tres a cuatro veces por semana y la carne reducirla a una o dos veces.

- No obstante, usted no consume carne. 
- Que yo no coma carne no quiere decir que todo el mundo tenga que hacerse vegetariano, de hecho, un vegetariano puede comer peor que un omnívoro que come de todo si solo se alimenta de pasta blanca con tomate y pizza de tomate o salchichas de tofu. 

- ¿Y qué pasa con el café, tan consumido en nuestra cultura? ¿Es saludable?
- El café en grano verde, antes de que se tueste, es un excelente antioxidante, pero lo tuestan porque no tiene sabor y nadie lo compraría. El problema es que cuando se tuesta, gran parte de los antioxidantes se pierden y, además, según como lo hayan tostado, puede contener sustancias tóxicas, como benzopirenos. Si va a tomar café, beba uno al día, que sea de tueste natural, que no sea torrefacto, si puede ser ecológico, mejor, y cómprelo en grano y muélalo en casa para que no pierda los pocos antioxidantes que tiene. Pero lo ideal sería que hiciese infusiones de café en grano verde, un antioxidante muy diurético que además ayuda a perder peso. 

- ¿Qué tipo de cocciones recomienda? 
- Cocinar al vapor, el hervido a baja temperatura, es decir, a fuego lento, como hacían antes los abuelos. Cuando sobrecueces algo o lo fríes sus propiedades fitoquímicas –“anticáncer”- se pierden, y además, según el tipo de cocción, podemos añadir sustancias tóxicas, como benzopirenos –muy presentes en barbacoas y fritos-, nada saludables. 

- ¿Y si cocino al horno?
- No pase de 180º, hornee a baja temperatura. 

- ¿Hasta qué punto la dieta puede prevenir el cáncer?
- Según la Organización Mundial de la Salud, un estilo de vida saludable, que significaría estar delgado, hacer ejercicio, no fumar, no beber, manejar el estrés y comer bien, podría prevenir dos de cada tres cánceres. Y la alimentación podría prevenir uno de cada tres, sobre todo de mama, colon, próstata y pulmón, que son los más frecuentes en nuestra sociedad. ¡Es mucho!



Alimentos que previenen el cáncer. Dra Odile Fernández. Canal Sur Andalucía

Los alimentos que previenen el cáncer. 
Dra Odile Fernández. 
Salud al día. Canal Sur Andalucía 

Hoy os traigo un reportaje en el que intervengo dentro del programa de Canal Sur TV, 
"Salud al día".
En este reportaje se centran en los alimentos y estilos de vida que previenen 
el cáncer y también se habla de la importancia de la alimentación durante el tratamiento 
de la enfermedad oncológica.
En el reportaje intervienen el Dr García Puche, jefe de Servicio de Oncología del 
Hospital Clínico de Granada y el Dr Antonio Pérez de la Cruz, jefe de la unidad de
 Nutrición del Hospital Virgen de las Nieves de Granada, ambos hablan de la importancia 
de la alimentación para la prevención y tratamiento del cáncer. Después intervengo yo 
contando mi historia y presentándoos a mi familia y nuestro día a día, en la compra,
 en la cocina... 
También veréis en el vídeo haciendo ejercicio a mi amiga Melissa que  ya ha
 completado su tratamiento de radioterapia y a mis "chicas poderosas", 
mujeres que han padecido esta enfermedad y con las que nos reunimos 
con frecuencia para compartir conocimientos y confidencias haciendo una especie 
de Terapia de grupo "en familia".

"Salud al Día" es un espacio de información y servicio público cuyo objetivo es 
mejorar los conocimientos de los telespectadores en materia de salud. 
Se trata de un programa con carácter divulgativo que muestra todos aquellos 
aspectos que pueden mejorar la calidad de vida de los andaluces tales como la dieta,
 el deporte y demás factores de la denominada 'salud preventiva'.

Rigor, respeto, seriedad y responsabilidad a la hora de elaborar los temas han sido
 las pautas bajo las que se ha configurado un completo equipo de trabajo que, 
dirigido por Roberto Sánchez Benítez, está dando excelentes resultados en la 
elaboración de este programa semanal

Con la ayuda de médicos y especialistas, "Salud al Día" que se emite también
 con éxito a través de la emisión vía satélite de Andalucía Televisión , 
ha logrado situarse como uno de los programas con más audiencia de
 Canal Sur Televisión.

Espero que os guste. A mí me ha encantado
(Para escuchar el video haga click abajo para apagar la playlist del Blog 
y asi escuchar sin la interferencia de la música)





domingo, 25 de enero de 2015

La Investigación Prueba la Causalidad - El Consumo de Azúcar Aumenta el Riesgo de Enfermedades Crónicas

Por el Dr. Mercola
¿Cuál es el verdadero papel del azúcar en nuestra sociedad? Solía ser un condimento, actualmente es un elemento básico de la alimentación. Cada vez más evidencia demuestra claramente que el azúcar refinado es un factor principal no sólo de la obesidad, sino también de enfermedades crónicas.
De acuerdo con el Dr. Robert Lustig, profesor de endocrinología pediátrica en la Universidad de California, San Francisco (USCF), el azúcar actúa como una toxina crónica (veneno) para el hígado, dependiente de dosis cuando se consume en exceso.
Probablemente reconozca al Dr. Lustig de uno de los videos de YouTube más populares sobre el azúcar que tiene más de 5 millones de visitas. Probablemente también lo haya visto en 60 Minutes, en donde presentó un reporte sobre los peligros del azúcar en 2012.
Probablemente también lo haya visto discutiendo con Stephen Colbert o Bill Maher. O lo conozca por su libro titulado, Fat Chance.
Nunca antes los seres humanos habían consumido tanto azúcar como lo hacen ahora y las ramificaciones de este cambio en la alimentación son bastante claras. La fructosa, que se encuentra en la mayoría de los alimentos procesados, es mucho pero que el azúcar, causando la mayor cantidad de daño en el menor periodo de tiempo.
Por ejemplo, en una prueba clínica, sujetos de prueba que consumieron jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF) desarrollaron mayores factores de riesgo para la enfermedad cardiovascular en tan sólo dos semanas.

Las Enfermedades Crónicas Han Aumentado al Mismo Ritmo que el Consumo de Azúcar

Históricamente, el azúcar era utilizado como condimento. Ya en el año 1200 AC, India desarrolló un proceso para extraer el jugo de caña, llamado khanda, que es de donde proviene la palabra “candy” (dulce).
“Era sólo para la nobleza, por lo que era difícil de conseguir, hasta por el año 1700, cuando comenzó la producción en masa de azúcar refinado. Seguía siendo extremadamente caro hasta mediados del siglo 18-19,”dice el Dr. Lustig.
“En ese momento, comenzamos a verlo aparecer en varios lugares. Comenzó el crecimiento de la industria azucarera en Luisiana, Texas y Hawái. Fue en ese entonces cuando también comenzamos a ver la enfermedad metabólica crónica.
De hecho, la primera demostración de un aumento en la enfermedad metabólica crónica fue en 1924, cuando Hayden Emerson, comisionado de salud de la ciudad de Nueva York, notó un aumento de siete veces en la tasa de diabetes en la población (de la ciudad).
Después en 1931, el Dr. Paul Dudley White (cardiólogo en el Hospital General de Massachusetts) hizo ver que teníamos una epidemia de enfermedades cardíacas.
Finalmente, en 1988, nos enteramos de la aparición de la diabetes tipo 2 en adolescentes. Estas son las tres características básicas de la enfermedad metabólica crónica que afectan a nuestra población. Y todas las cifras van de la mano con el aumento en el consumo de azúcar per cápita.”
La conclusión es que el azúcar solía ser algo que añadíamos al café o té. Teníamos el control total de la cantidad que consumíamos. Actualmente, consumimos unas 20 veces más azúcar de lo que consumían nuestros antepasados y tenemos muy poco control sobre la cantidad ya que se ha convertido en un elemento básico de la alimentación.
Hoy en día, se encuentra en prácticamente todos los alimentos procesados que le vengan a la mente. En promedio, el azúcar representa el 15 por ciento de las calorías totales consumidas (unas 19.5 cucharaditas al día) y su hígado, que se encarga de procesar el azúcar, simplemente no puede manejar ese tipo de carga. Cuando usted sobrecarga su hígado de esta forma, inevitablemente termina con una enfermedad metabólica crónica.
“Básicamente, el azúcar se metaboliza de forma casi idéntica al alcohol y actualmente estamos viendo enfermedades en niños que jamás habíamos visto y son enfermedades relacionadas con el alcohol, como la enfermedad de hígado graso no alcohólico y la diabetes tipo 2.
Hemos ido más allá de nuestros límites y eso se está haciendo evidente con un aumento masivo de la enfermedad metabólica crónica que está consumiendo gran parte de los recursos de cuidado de salud de todos los países desarrollados y en desarrollo del planeta y esto realmente es insostenible.”

Resistencia a la Insulina - El Sello Distintivo del Síndrome Metabólico

De acuerdo con el Dr. Lustig, cualquiera que sea el órgano que se vuelva resistente a la insulina termina manifestando su propia enfermedad metabólica crónica. Por ejemplo, cuando su hígado presenta resistencia a la insulina, termina con diabetes tipo 2.
Cuando tiene resistencia a la insulina en el cerebro, termina con Alzheimer. La resistencia a la insulina en los riñones causa enfermedad renal crónica y así sucesivamente. Todas estas enfermedades son estados de resistencia a la insulina. La pregunta es: ¿qué causa la resistencia a la insulina en primer lugar?
“Tenemos información nueva que nos tiene muy emocionados, ya que demuestra que si usted sobrecarga la mitocondria, las pequeñas fábricas quemadoras de energía en las células, en cualquier órgano determinado, terminará manifestando varias formas de enfermedad metabólica crónica,” dice el Dr. Lustig.
“La sustancia química que más sobrecarga la mitocondria es la grasa trans. Pero la segunda mejor en sobrecargar la mitocondria es el azúcar. Las grasas trans y el azúcar caracterizan en gran parte una alimentación a base de productos procesados.”
En noviembre del 2013, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos eliminó el uso de grasas trans de la lista GRAS (Generalmente Reconocidos como Seguros). Este es un paso en la dirección correcta. Desafortunadamente, en lugar de volver al uso de grasas saturadas saludables como el aceite de coco, manteca de cerdo y mantequilla, las grasas trans han sido remplazadas con otros aceites vegetales no saturados, que cuando se calientan, producen aldehídos tóxicos que causan daño celular.
Probablemente aún no nos hemos dado cuenta de todas las consecuencias de este cambio, esto se notará hasta una década o dos a partir de ese momento. Por otra parte, el azúcar será más difícil de eliminar del sistema alimentario.
De acuerdo con SugarScience.org, los azúcares añadidos se esconden en el 74 por ciento de los alimentos procesados bajo más de 60 nombres diferentes.1 Y sin embargo, la eliminación del exceso de azúcar en los alimentos procesados es exactamente lo que se necesita hacer.
“Siempre y cuando el azúcar se encuentre en la lista GRAS, la industria alimentaria tiene permiso de usar cuanto quiera en tan sólo un alimento. Así que, el azúcar se ha convertido en el problema más grande en nuestra alimentación desde la aparición de las grasas trans,” dice el Dr. Lustig.
“Por supuesto, que existen muchos otros problemas relacionados con los alimentos procesados. Que contienen mucho de una cosa y muy poco de otra.
Contienen muchas grasas trans. Contienen muchos ácidos grasos omega-6 (que son pro-inflamatorios), muchos aminoácidos de cadena ramificada (que sobrecargan su hígado y causan enfermedad metabólica crónica)… mucho alcohol y mucho azúcar.
Por otro lado, contienen muy poca fibra, muy pocos micronutrientes y muy pocos ácidos grasos de omega-3, todos los cuales son antinflamatorios. Los alimentos procesados tienen muchas cosas malas. Desafortunadamente, nosotros apoyamos el mercado de alimentos procesados.
Se espera que la gente consuma alimentos procesados debido a: 1) el precio y 2) la vida útil. Eso está generando una fortuna para la industria alimentaria, pero nos está matando.”

¿Habrá un Limite Seguro en el Azúcar?

De acuerdo con el Dr. Lustig, las grasas trans son “sin duda un veneno comestible.” Pero, ¿será que el azúcar es tan malo o peor que las grasas trans? El Dr. Lustig dice que no, no es peor, porque aunque no existe un límite seguro para las grasas trans, podría haber un límite en el que el azúcar no causará problema. Aunque hay diferencias individuales, como regla general el límite seguro para el azúcar parece ser de seis a nueve cucharaditas (25-38 gramos) de azúcar añadido al día.
“Eso es lo que sugieren los datos, porque el hígado tiene la capacidad de metabolizar la fructosa, siempre y cuando la mitocondria no se vea sobrepasada,” dice el Dr. Lustig. “Así que mientras se mantenga por debajo del límite, porque al superar este límite se produce la toxicidad, creo que probablemente no tendrá problemas con el azúcar.”
Si es no resistente a la insulina o desempeñará un papel importante, ya que la resistencia a la insulina genera hiperinsulinemia. La hiperinsulinemia significa que hay más insulina en las células de grasa, lo que quiere decir que ocuparán más energía porque es lo que provoca la insulina. La resistencia a la insulina claramente está relacionada con el aumento de peso. Pero aunque muchas personas creen que la resistencia a la insulina es el resultado del aumento de peso, datos recientes refutan esta idea, dice el Dr. Lustig. Más bien, los datos demuestran que la insulina es la que causa el aumento de peso.
Cuando su hígado convierte el exceso de azúcar en grasa y se desarrolla resistencia a la insulina, genera hiperinsulinemia y la hiperinsulinemia provoca que la energía almacenada se convierta en grasa corporal.
Actualmente, cerca de dos tercios de la población en Estados Unidos tienen sobrepeso. Cerca de un cuarto a un tercio padece de diabetes o pre-diabetes y otro cuarto de la población es hipertensa. Muchos también tienen niveles elevados de triglicéridos. La resistencia a la insulina es un componente de todos estos problemas de salud. De acuerdo con el Dr. Lustig, los datos demuestran que al menos el 50 por ciento de las personas en Estados Unidos padece de alguna forma de resistencia a la insulina- ya sea que tengan sobrepeso o no- y eso es lo que está provocando todas estas estadísticas de enfermedades que se encuentran fuera de control.

Enfermedad Metabólica en Estados Unidos

Como lo señala el Dr. Lustig, si tuviéramos que hacer un diagrama de Venn23 de la población en Estados Unidos, tendríamos a 240 millones de adultos en ese diagrama, dividido en dos círculos. Un círculo sería el doble de grande que el otro: la población obesa forma un círculo más pequeño de más o menos el 30 por ciento y la población sin obesidad forma el círculo más grande, de más o menos el 70 por ciento. El ochenta por ciento (57 millones de personas) de la población obesa está metabólicamente enferma. Tienen resistencia a la insulina que se manifiesta de un gran número de maneras, incluyendo diabetes tipo 2, hipertensión, dislipidemia, enfermedad cardíaca, cáncer y demencia.
“El mantra estándar es, ‘si tan sólo se pusieran a dieta e hicieran ejercicio, no estarían obesos y podrían resolver su problema,’” dice el Dr. Lustig. “Esto es totalmente falso. Es cierto que el 80 por ciento de la población obesa está metabólicamente enferma. Pero eso significa que el otro 20 por ciento de la población obesa no lo está. Están metabólicamente sanos. Son los llamados obesos metabólicamente sanos. Vivirán una vida completamente normal, morirán a una edad completamente normal y no le costarán a los contribuyentes ni un centavo. Simplemente están gordos. No están contribuyendo con las demás cifras.”
Por el contrario, resulta que del 70 por ciento que tiene peso normal (168 millones de personas), el 40 por ciento de ellos (67 millones de personas) presentaron resistencia a la insulina en las pruebas de laboratorio, y también manifestaron aspectos del síndrome metabólico. También desarrollaron diabetes tipo 2, hipertensión, dislipidemina, enfermedad cardiovascular, cáncer y demencia. La prevalencia de la enfermedad metabólica entre las personas con peso normal no es tan grande como en el caso de las personas obesas- 40 por ciento versus 80 por ciento- pero si se enferman y eso que hay muchas más personas en este grupo.
“Cuando se sacan las cuentas, hay más personas delgadas y enfermas que personas gordas y enfermas,” dice el Dr. Lustig. “Las personas delgadas y obesas en realidad están costando más y cuando se saca la cuenta final, la población enferma es de 124 millones- que es más de la mitad de la población adulta en Estados Unidos. Resulta que las personas delgadas y enfermas nos están costando más…
Y no podemos atribuir esto a la gula, alimentación y falta de ejercicio, porque tienen un peso normal. Si no se trata del comportamiento, entonces sólo queda una opción: tiene que tratarse de la exposición. Esta es una exposición a la que están expuestos las personas obesas y es una exposición a la que incluso están expuestas las personas de peso normal. A esto se le conoce como alimentación occidental. La alimentación occidental está repleta de azúcar. El azúcar es mecánicamente lo que impulsa la resistencia a la insulina.”

¿Cómo Tratar la Resistencia a la Insulina?

La respuesta puede resumirse en dos palabras: alimentos reales. De acuerdo con el Dr. Lustig, la gran mayoría, del 60 al 70 por ciento de los pacientes que ve en su clínica está allí como resultado de una dieta a base de alimentos procesados.
“Lo que tenemos que hacer es que regresen (a los alimentos reales) y lo que hacemos es explicarles lo que son los alimentos reales. Muchos niños ni siquiera saben que es un alimento real. Muchos niños creen que el yogurt con sabor a fruta es un alimento real y están equivocados. Les explicamos que el yogurt es leche agria (no dulce)… Así que si quiere yogurt, consuma yogurt entero con una fruta entera, como le hacen los europeos. A eso se le llama alimento real.”
El ayuno intermitente podría ser otra forma de tratar la resistencia a la insulina. Aunque el Dr. Lustig no cree que la mayoría de las personas tiene que ir tan lejos, él cree que eso le funciona solo a algunas personas. Cuando ayunamos, el hígado quema parte de la grasa disponible. Por lo que acaba con los suministros de grasa en el hígado de forma temporal, restaurando la estabilidad metabólica en su hígado y mejorando la sensibilidad a la insulina en el mismo. Dicho esto, él cree que la respuesta a largo plazo para la mayoría de las personas se encuentra en simplemente consumir alimentos reales.
“Creo que se puede hacer esto de manera racional, comiendo apropiadamente toda la semana, en lugar de tener que hacer el ayuno intermitente. Creo que, en última instancia, la meta es reducir la grasa en el hígado. Y dado a que la causa de la grasa en el hígado es el azúcar alimentario, por medio del proceso de la lipogénesis de novo… una vez que se ha deshecho del azúcar, la grasa en el hígado comienza a bajar y tenemos datos que respaldan esto, tanto en niños como en adultos… Creo que, en última instancia, lo que se tiene que hacer es reducir la grasa en el hígado. ¿El ayuno intermitente hace eso? Sí, lo hará. Pero comer correctamente también y lo hace mejor,” dice él.
“Lo que le decimos a las personas son estas reglas tan simples, todas las cuales están respaldadas por evidencia: elimine el consumo de bebidas endulzadas en su hogar. Después, consuma sus carbohidratos con fibra. Los alimentos enteros no tienen problema porque la fibra mitiga los efectos negativos de la fructosa en el metabolismo hepático, porque reduce la tasa de absorción… No le decimos a las personas que no pueden consumir azúcar. Pero tienen que consumirla en su forma natural, es decir frutas enteras.”

La Importancia del Ejercicio

El ejercicio también es un componente importante. Curiosamente, el Dr. Lustig señala que el ejercicio funciona no solo al promover la pérdida de peso, sino que sus beneficios están relacionados con el hecho de que promueve la construcción de músculo. Podría ser una sutil distinción, pero vale la pena resaltarla. Existe un factor de transcripción conocido como proteína 1a coactivadora del receptor activado por proliferador de peroxisoma (PCG-1α), que está involucrado en la biogénesis mitocondrial. Cuando se activa el PCG-1α, se hacen más mitocondrias. Aumentando el tono muscular simpático. Esto es lo que hace el ejercicio, activa el PCG-1α. Así que en conclusión, el ejercicio aumenta la masa muscular, que aumenta las mitocondrias y esto a su vez mejora la sensibilidad a la insulina.
“Todos los médicos le dicen a sus pacientes: bien, si hace ejercicio, bajará de peso. Dado a lo que sabemos ahora, esta afirmación va en contra de la buena práctica, porque no es cierta. No existen estudios que demuestren (que el ejercicio lo hace bajar de peso). Sin embargo, el ejercicio es lo mejor que puede hacer y nosotros beberíamos promoverlo, pero tenemos que explicarle a los pacientes el resultado variable que deberían presentar. Y resultado variable es el tamaño de la cintura, porque reducirá la grasa visceral. Perderán pulgadas, pero no libras. Y perder pulgadas significa mejorar la salud metabólica,” explica el Dr. Lustig

La Investigación Prueba la Causalidad- El Azúcar Definitivamente Aumenta Riesgo de Enfermedades Crónicas

En la actualidad, hay 15 agencias y 51 acuerdos por separado controlando las actividades de regulación de los alimentos en los Estados Unidos, de acuerdo con el Dr. Lustig, “nadie sabe lo que está haciendo la otra parte y la industria alimentaria se aprovecha por completo de esto.” El Dr. Lustig y muchos otros están presionando para adoptar una política alimentaria nacional. Él también insiste que “llegó la hora de que hagamos que los alimentos vuelvan a ser un modo de terapia.” Y si los alimentos son medicina, los médicos realmente deberían enseñar algo sobre la nutrición…
“Tenemos los datos. Ya no tenemos correlación. Ahora, tenemos causalidad. Tenemos la causalidad para el azúcar y la obesidad (aunque el azúcar no es su única causa). Tenemos causalidad para el azúcar y la diabetes, enfermedades cardíacas y enfermedad del hígado graso… Actualmente tenemos causalidad. Es momento de hacer algo al respecto.”
Por ejemplo, un artículo por Yang et al, publicado en JAMA Internal Medicine el año pasado investigó el consumo de azúcar añadido durante más de dos décadas, como un porcentaje del total de calorías, concluyendo que ha contribuido significativamente con las muertes cardiovasculares. Las personas que consumieron 30 por ciento de sus calorías diarias a base de azúcar añadido (muchos adolescentes) tuvieron un riesgo cuatro veces mayor de morir a causa de un enfermedad cardíaca.
“Si usted piensa que actualmente tenemos un problema, espere a que nuestros adolescente lleguen a la edad en la que se desarrollan las enfermedades cardíacas, las cosas realmente van a empeorar en poco tiempo,” señala. “Los alimentos deberían de representar un mejor bienestar, no enfermedad y así solía ser. Pero lo que sucedió fue que la industria alimentaria se involucró. Y ahora representan enfermedades, no bienestar. Tenemos que recuperar nuestros alimentos.”
Para contrarrestar la propaganda impulsada por los intereses del sector con fines de lucro, docenas de científicos de tres universidades estadounidenses, incluyendo al Dr. Lustig- han creado un novedoso sitio web educacional llamado SugarScience.org4 que tiene como objetivo publicar investigaciones independientes. Para aprender más sobre lo que realmente dice la ciencia sobre el azúcar, le recomiendo echarle un vistazo a este sitio web.



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