Artículo extraído de la página de nuestra querida amiga la Dra. Odile Fernández que les animo a visitar en www.misrecetasanticancer.com
Crece la evidencia científica que relaciona la alimentación con el incremento o descenso del riesgo de padecer cáncer. Desde esta blog llevamos 3 años hablando de la influencia de la alimentación en el origen y desarrollo de la enfermedad siempre desde un punto de vista científico. Hoy os traigo un nuevo artículo que viene a apoyar y reafirmar la importancia de lo que comemos en el origen de las enfermedades que padecemos.
Una revisión de los principales estudios científicos publicados hasta el momento
ha demostrado que ciertos alimentos tienen una cierta capacidad para prevenir el
cáncer y otros para acelerarlo. Este estudio concluye que se pueden establecer
seis recomendaciones nutricionales básicas para mantener alejada la enfermedad.
Así que os ruego que difundáis la información.
Noticia extraída de Expasión.com cuya autora es Marga Castillo. El artículo original
ha sido publicado en "Journal of the American College of Nutrition".
Hay seis pautas nutricionales que nos pueden ayudar si queremos mantener el cáncer
alejado de nuestras vidas: No tomar o limitar el consumo de leche y lácteos, carnes
rojas y procesadas y carnes y pescados a la parrilla, no beber alcohol y comer más
frutas y verduras, y más soja en el caso de las mujeres.
Los investigadores han revisado la literatura científica existente y han conseguido
establecer pruebas concluyentes sobre los alimentos en relación al cáncer y
con esto han sentado las bases de las recomendaciones nutricionales para prevenirlo.
Para ello han revisado los resultados de los más relevantes ensayos clínicos al
respecto: estudios epidemiológicos, ecológicos y ensayos randomizados, de cohorte
y control en pacientes sanos y diagnosticados, todos ellos recopilados por el Fondo
Mundial para la Investigación en Cáncer (WCRF, en sus siglas inglesas) y el Instituto
Americano para la Investigación del Cáncer (AICR).
La evidencia científica sugiere que una alimentación rica en fruta, vegetales, legumbres
y cereales integrales se asocia a un menor riesgo de padecer cáncer, enfermedades
cardiovasculares, obesidad, hipertensión y diabetes.
6 recomendaciones para reducir el riesgo de padecer cáncer:
1. Incrementa la ingesta de fruta y verdura:
Una dieta rica en vegetales y fruta ayuda a reducir el riesgo de padecer cáncer gracias
al alto contenido en fibra, vitaminas, minerales y fitoquímicos presentes en estos
Se ha descrito una relación estadística inversa entre su consumo y la presencia de cáncer
en un estudio de cohorte sobre más de 25.000 personas, mientras que en un
amplio metaanálisis redujeron el riesgo de cáncer de esófago en un 64%.
En otro metaanálisis se vio que el consumo de crucíferas (coles, brócoli, rábanos)
redujo el riesgo de padecer varios tumores, entre ellos el del colon y estómago.
Otro encontró una relación entre las mujeres que consumían carotenoides y un riesgo
entre un 10 y un 19% menor de cáncer de mama, mientras que los tomates apuntan
beneficios en el cáncer gástrico (27% menos de riesgo). El alto consumo de ajo también
previene el cáncer gástrico.
El té verde, la cúrcuma, las uvas, los tomates y otras frutas y vegetales han
demostrado ser capaces de inducir el suicidio de las células tumorales y prevenir
la aparición del cáncer.
El alto consumo de frutas, vegetales, especias y aromáticas no solo reduce
el riesgo de padecer cáncer, sino también de diabetes, enfermedades cardiovasculares
, hipertensión y obesidad.
2. Reduce la ingesta de alcohol
No beber alcohol o hacerlo en contadas ocasiones limita el riesgo de cáncer de
boca, faringe, laringe, esófago, colon, recto y mama.
Una bebida alcohólica a la semana, independientemente de su graduación, incrementa
el riesgo de cáncer de boca, laringe y faringe en un 24% y cada 10 gramos de alcohol
se aumenta el riesgo de carcinoma escamoso celular y cáncer del tracto aéreo-digestivo
superior en un 10-15%, especialmente en las mujeres. También se ha descrito un
aumento del riesgo un 4% mayor por una bebida a la semana en el caso de cáncer de
que por cada 10 gramos de etanol, el riesgo aumenta un 9%. Dos o tres bebidas
alcohólicas al día, la pauta de un bebedor moderado, eleva el riesgo en un 21% en
comparación con los abstemios o los bebedores ocasionales, y el riesgo se
dispara en bebedores crónicos.
También se ha descrito relación entre el riesgo de cáncer de mama y la dosis de
alcohol consumida: por cada 10 gramos de alcohol la posibilidad de sufrirlo es entre
un 10% y un 12% mayor.
El etanol, principal compuesto del alcohol ya sea cerveza, vino o ginebra, aumenta
el riesgo de neoplasia, y más en los hombres que en las mujeres. También tiene
otros componentes tóxicos como el acetaldehído, que genera metabolitos reactivos
tóxicos, degradación oxidativa de los lípidos y libera radicales libres. El alcohol
también interfiere en el metabolismo de los folatos, vitaminas indispensables para el
funcionamiento del organismo.
Los investigadores concluyen que ser abstemio previene más trastornos asociados que
hacerlo moderadamente, especialmente en el caso de la cirrosis de hígado, carcinoma
hepatocelular, obesidad, pancreatitis, complicaciones en el embarazo, accidentes y
suicidios.
Hay investigaciones que apuntan que el consumo moderado de alcohol (una bebida al día
para mujeres y en hombres) se ha asociado al menor riesgo cardiovascular y
Alzheimer, aunque el efecto de la abstinencia en estas complicaciones no se ha estudiado.
3. Reduce o elimina la ingesta de leche y derivados
Diferentes estudios establecen que las dietas ricas en calcio son una causa probable
de cáncer de próstata y sugieren, que la leche y sus derivados pueden aumentar los
niveles de insulina o estimular el factor de crecimiento similar a la insulina (IGF-I).
en la sintetización de la vitamina D, que podría tener un efecto protector contra este
tipo de cáncer. El exceso de fosfatos presentes en la leche de vaca también interfiere
en la síntesis de vitamina D.
La vitamina D se ha asociado con la prevención no solo del cáncer de próstata, sino
también con mama, colon, ovario, vejiga, etc. Es crucial mantener unos niveles de
vitamina D óptimos para prevenir la aparicón de cáncer.
El Estudio de Seguimiento de los Profesionales de la Salud también estableció un
aumento relativo del riesgo del 60% de cáncer de próstata en hombres que tomaban
más de dos raciones de leche y lácteos diarias en comparación con los que no
tomaban ninguna.
Asimismo, el EPIC (Investigación Prospectiva Europea sobre Cáncer y Nutrición) ha
descrito un aumento del riesgo del 22% en hombres que toman más de 27 gramos de
proteína láctea al día en comparación con los que toman 10 gramos (un vaso de leche
desnatada tiene 8,4 g de proteína). Estiman que por cada 35 gramos de proteína láctea
consumida cada día, el riesgo de cáncer de próstata se incrementa en un 32%.
Los investigadores apuntan que limitar la leche y los lácteos repercuten además en
menores niveles de grasas y colesterol, lo que protege contra las enfermedades
cardiovasculares y trastornos gastrointestinales.
Más del 70% de la población es intolerante a la lactosa y padecen alteraciones
gastrointestinales asociadas al consumo de leche. Tu salud gastrointestinal mejorará
si te encuentras en este grupo.
Limitar o evitar la leche y los lácteos supone limitar la principal fuente de calcio de la
dieta de la mayoría de las personas. Pero el calcio se puede obtener de otros
alimentos: verduras de hoja verde, algas, frutos secos legumbres, cereales integrales,
bebidas vegetales (soja, arroz, coco, arroz, avena...).
La alta ingesta de leche y calcio no se ha relacionado con una mejor salud de nuestros
huesos tal y como quieren hacernos creer con la tal reiterada cantinela de que la leche
es buena para los huesos.
Por otro lado el consumo de lácteos, sobre todo yogur, parece que previene el cáncer
de colon por el efecto probiótico del yogur. Se puede consumir alimentos probióticos
diferentes a la leche: chucrut, miso, salsa de soja, kéfir de agua, etc.
4. No comer o reducir al mínimo el consumo de carne roja y embutidos
(Debido a un error de edición el artículo continúa más abajo, desplazar la
página para seguir leyendo)
Disminuir el consumo de Carnes rojas y procesadas (tipo embutido, salchichas,
proceados de carne) reducen el riesgo de cáncer de colon y recto.
embutidos) consumida al día se incrementa el riesgo de cáncer colorrectal en un 28%.
Un metaanálisis estableció que por cada 50 gramos diarios, el riesgo aumenta en un 21%.
Componentes de la carne como el hierro hemo y los nitritos promueven la formación
de aminas heterocíclicas y la sobreabundancia de aminoácidos esenciales y otros
nutrientes promueven el crecimiento celular descontrolado, origen del cáncer.
No comer carne, además, reduce el riesgo de diabetes, hipertensión, ictus y
enfermedades cardiovasculares.
Pese a que la carne es la principal fuente de proteínas, hierro y zinc, se pueden
conseguir ingestas similares en dietas vegetarianas. Las legumbres son una
excelente fuente de proteinas que combinadas con cereales integrales forma proteinas
de excelente valor biológico.
5. Evitar las carnes y pescados a la brasa o a la parrilla, fritos o asados reduce
el riesgo de padecer cáncer de colon, recto, mama, próstata, riñón y páncreas
Una revisión de los principales estudios científicos publicados hasta el momento
ha demostrado que ciertos alimentos tienen una cierta capacidad para prevenir el
cáncer y otros para acelerarlo. Este estudio concluye que se pueden establecer
seis recomendaciones nutricionales básicas para mantener alejada la enfermedad.
Así que os ruego que difundáis la información.
Noticia extraída de Expasión.com cuya autora es Marga Castillo. El artículo original
Noticia extraída de Expasión.com cuya autora es Marga Castillo. El artículo original
ha sido publicado en "Journal of the American College of Nutrition".
Hay seis pautas nutricionales que nos pueden ayudar si queremos mantener el cáncer
alejado de nuestras vidas: No tomar o limitar el consumo de leche y lácteos, carnes
rojas y procesadas y carnes y pescados a la parrilla, no beber alcohol y comer más
frutas y verduras, y más soja en el caso de las mujeres.
Los investigadores han revisado la literatura científica existente y han conseguido
establecer pruebas concluyentes sobre los alimentos en relación al cáncer y
con esto han sentado las bases de las recomendaciones nutricionales para prevenirlo.
Para ello han revisado los resultados de los más relevantes ensayos clínicos al
respecto: estudios epidemiológicos, ecológicos y ensayos randomizados, de cohorte
y control en pacientes sanos y diagnosticados, todos ellos recopilados por el Fondo
Mundial para la Investigación en Cáncer (WCRF, en sus siglas inglesas) y el Instituto
Americano para la Investigación del Cáncer (AICR).
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La evidencia científica sugiere que una alimentación rica en fruta, vegetales, legumbres
6 recomendaciones para reducir el riesgo de padecer cáncer:
1. Incrementa la ingesta de fruta y verdura:
Una dieta rica en vegetales y fruta ayuda a reducir el riesgo de padecer cáncer gracias
al alto contenido en fibra, vitaminas, minerales y fitoquímicos presentes en estos
Se ha descrito una relación estadística inversa entre su consumo y la presencia de cáncer
en un estudio de cohorte sobre más de 25.000 personas, mientras que en un
amplio metaanálisis redujeron el riesgo de cáncer de esófago en un 64%.
En otro metaanálisis se vio que el consumo de crucíferas (coles, brócoli, rábanos)
redujo el riesgo de padecer varios tumores, entre ellos el del colon y estómago.
Otro encontró una relación entre las mujeres que consumían carotenoides y un riesgo
entre un 10 y un 19% menor de cáncer de mama, mientras que los tomates apuntan
beneficios en el cáncer gástrico (27% menos de riesgo). El alto consumo de ajo también
previene el cáncer gástrico.
El té verde, la cúrcuma, las uvas, los tomates y otras frutas y vegetales han
demostrado ser capaces de inducir el suicidio de las células tumorales y prevenir
la aparición del cáncer.
El alto consumo de frutas, vegetales, especias y aromáticas no solo reduce
el riesgo de padecer cáncer, sino también de diabetes, enfermedades cardiovasculares
, hipertensión y obesidad.
2. Reduce la ingesta de alcohol
No beber alcohol o hacerlo en contadas ocasiones limita el riesgo de cáncer de
Una bebida alcohólica a la semana, independientemente de su graduación, incrementa
el riesgo de cáncer de boca, laringe y faringe en un 24% y cada 10 gramos de alcohol
se aumenta el riesgo de carcinoma escamoso celular y cáncer del tracto aéreo-digestivo
superior en un 10-15%, especialmente en las mujeres. También se ha descrito un
aumento del riesgo un 4% mayor por una bebida a la semana en el caso de cáncer de
que por cada 10 gramos de etanol, el riesgo aumenta un 9%. Dos o tres bebidas
alcohólicas al día, la pauta de un bebedor moderado, eleva el riesgo en un 21% en
comparación con los abstemios o los bebedores ocasionales, y el riesgo se
dispara en bebedores crónicos.
También se ha descrito relación entre el riesgo de cáncer de mama y la dosis de
alcohol consumida: por cada 10 gramos de alcohol la posibilidad de sufrirlo es entre
un 10% y un 12% mayor.
El etanol, principal compuesto del alcohol ya sea cerveza, vino o ginebra, aumenta
el riesgo de neoplasia, y más en los hombres que en las mujeres. También tiene
otros componentes tóxicos como el acetaldehído, que genera metabolitos reactivos
tóxicos, degradación oxidativa de los lípidos y libera radicales libres. El alcohol
también interfiere en el metabolismo de los folatos, vitaminas indispensables para el
funcionamiento del organismo.
Los investigadores concluyen que ser abstemio previene más trastornos asociados que
hacerlo moderadamente, especialmente en el caso de la cirrosis de hígado, carcinoma
hepatocelular, obesidad, pancreatitis, complicaciones en el embarazo, accidentes y
suicidios.
Hay investigaciones que apuntan que el consumo moderado de alcohol (una bebida al día
para mujeres y en hombres) se ha asociado al menor riesgo cardiovascular y
Alzheimer, aunque el efecto de la abstinencia en estas complicaciones no se ha estudiado.
3. Reduce o elimina la ingesta de leche y derivados
Diferentes estudios establecen que las dietas ricas en calcio son una causa probable
de cáncer de próstata y sugieren, que la leche y sus derivados pueden aumentar los
niveles de insulina o estimular el factor de crecimiento similar a la insulina (IGF-I).
en la sintetización de la vitamina D, que podría tener un efecto protector contra este
tipo de cáncer. El exceso de fosfatos presentes en la leche de vaca también interfiere
en la síntesis de vitamina D.
La vitamina D se ha asociado con la prevención no solo del cáncer de próstata, sino
también con mama, colon, ovario, vejiga, etc. Es crucial mantener unos niveles de
vitamina D óptimos para prevenir la aparicón de cáncer.
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El Estudio de Seguimiento de los Profesionales de la Salud también estableció un
aumento relativo del riesgo del 60% de cáncer de próstata en hombres que tomaban
más de dos raciones de leche y lácteos diarias en comparación con los que no
tomaban ninguna.
Asimismo, el EPIC (Investigación Prospectiva Europea sobre Cáncer y Nutrición) ha
descrito un aumento del riesgo del 22% en hombres que toman más de 27 gramos de
proteína láctea al día en comparación con los que toman 10 gramos (un vaso de leche
desnatada tiene 8,4 g de proteína). Estiman que por cada 35 gramos de proteína láctea
consumida cada día, el riesgo de cáncer de próstata se incrementa en un 32%.
Los investigadores apuntan que limitar la leche y los lácteos repercuten además en
menores niveles de grasas y colesterol, lo que protege contra las enfermedades
cardiovasculares y trastornos gastrointestinales.
Más del 70% de la población es intolerante a la lactosa y padecen alteraciones
gastrointestinales asociadas al consumo de leche. Tu salud gastrointestinal mejorará
si te encuentras en este grupo.
Limitar o evitar la leche y los lácteos supone limitar la principal fuente de calcio de la
dieta de la mayoría de las personas. Pero el calcio se puede obtener de otros
alimentos: verduras de hoja verde, algas, frutos secos legumbres, cereales integrales,
bebidas vegetales (soja, arroz, coco, arroz, avena...).
La alta ingesta de leche y calcio no se ha relacionado con una mejor salud de nuestros
huesos tal y como quieren hacernos creer con la tal reiterada cantinela de que la leche
es buena para los huesos.
Por otro lado el consumo de lácteos, sobre todo yogur, parece que previene el cáncer
de colon por el efecto probiótico del yogur. Se puede consumir alimentos probióticos
diferentes a la leche: chucrut, miso, salsa de soja, kéfir de agua, etc.
4. No comer o reducir al mínimo el consumo de carne roja y embutidos
(Debido a un error de edición el artículo continúa más abajo, desplazar la
página para seguir leyendo)
página para seguir leyendo)
Disminuir el consumo de Carnes rojas y procesadas (tipo embutido, salchichas,
proceados de carne) reducen el riesgo de cáncer de colon y recto.
embutidos) consumida al día se incrementa el riesgo de cáncer colorrectal en un 28%.
Un metaanálisis estableció que por cada 50 gramos diarios, el riesgo aumenta en un 21%.
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Componentes de la carne como el hierro hemo y los nitritos promueven la formación
de aminas heterocíclicas y la sobreabundancia de aminoácidos esenciales y otros
nutrientes promueven el crecimiento celular descontrolado, origen del cáncer.
No comer carne, además, reduce el riesgo de diabetes, hipertensión, ictus y
enfermedades cardiovasculares.
Pese a que la carne es la principal fuente de proteínas, hierro y zinc, se pueden
conseguir ingestas similares en dietas vegetarianas. Las legumbres son una
excelente fuente de proteinas que combinadas con cereales integrales forma proteinas
de excelente valor biológico.
5. Evitar las carnes y pescados a la brasa o a la parrilla, fritos o asados reduce
el riesgo de padecer cáncer de colon, recto, mama, próstata, riñón y páncreas
4. No comer o reducir al mínimo el consumo de carne roja y embutidos
Disminuir el consumo de Carnes rojas y procesadas (tipo embutido, salchichas,
proceados de carne) reducen el riesgo de cáncer de colon y recto.
embutidos) consumida al día se incrementa el riesgo de cáncer colorrectal en un 28%.
Un metaanálisis estableció que por cada 50 gramos diarios, el riesgo aumenta en un 21%.
Componentes de la carne como el hierro hemo y los nitritos promueven la formación
de aminas heterocíclicas y la sobreabundancia de aminoácidos esenciales y otros
nutrientes promueven el crecimiento celular descontrolado, origen del cáncer.
No comer carne, además, reduce el riesgo de diabetes, hipertensión, ictus y
enfermedades cardiovasculares.
Pese a que la carne es la principal fuente de proteínas, hierro y zinc, se pueden
conseguir ingestas similares en dietas vegetarianas. Las legumbres son una
excelente fuente de proteinas que combinadas con cereales integrales forma proteinas
de excelente valor biológico.
5. Evitar las carnes y pescados a la brasa o a la parrilla, fritos o asados reduce
el riesgo de padecer cáncer de colon, recto, mama, próstata, riñón y páncreas
forma de cocinarlo. Las carnes rojas, de ave o pescados cocinados a altas
temperaturas forman aminas heterocíclicas (AHC) e hidrocarburos aromáticos
policíclicos (HAP), unas sustancias químicas genotóxicas y mutagénicas que se
han asociado al cáncer, sobre todo en colon y recto, aunque tiene un papel más
débil en otras neoplasias.
Algunas carnes además contienen hidrocarbonos aromáticos policíclicos, que se forman
4. No comer o reducir al mínimo el consumo de carne roja y embutidos
Disminuir el consumo de Carnes rojas y procesadas (tipo embutido, salchichas,
proceados de carne) reducen el riesgo de cáncer de colon y recto.
embutidos) consumida al día se incrementa el riesgo de cáncer colorrectal en un 28%.
Un metaanálisis estableció que por cada 50 gramos diarios, el riesgo aumenta en un 21%.
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Componentes de la carne como el hierro hemo y los nitritos promueven la formación
de aminas heterocíclicas y la sobreabundancia de aminoácidos esenciales y otros
nutrientes promueven el crecimiento celular descontrolado, origen del cáncer.
No comer carne, además, reduce el riesgo de diabetes, hipertensión, ictus y
enfermedades cardiovasculares.
Pese a que la carne es la principal fuente de proteínas, hierro y zinc, se pueden
conseguir ingestas similares en dietas vegetarianas. Las legumbres son una
excelente fuente de proteinas que combinadas con cereales integrales forma proteinas
de excelente valor biológico.
5. Evitar las carnes y pescados a la brasa o a la parrilla, fritos o asados reduce
el riesgo de padecer cáncer de colon, recto, mama, próstata, riñón y páncreas
forma de cocinarlo. Las carnes rojas, de ave o pescados cocinados a altas
temperaturas forman aminas heterocíclicas (AHC) e hidrocarburos aromáticos
policíclicos (HAP), unas sustancias químicas genotóxicas y mutagénicas que se
han asociado al cáncer, sobre todo en colon y recto, aunque tiene un papel más
débil en otras neoplasias.
Algunas carnes además contienen hidrocarbonos aromáticos policíclicos, que se forman
débil en otras neoplasias.
Algunas carnes además contienen hidrocarbonos aromáticos policíclicos, que se forman
cuando las sustancias orgánicas no se queman completamente, tal como sucede en
barbacoas, parrillas o flambeados.
No comer carnes a la parrilla ahorra, además, grasas saturadas y colesterol al organismo,
con lo que baja el riesgo de enfermedad cardiovascular.
6. Consumir soja durante la adolescencia reduce el riesgo de cáncer de mama en
mujeres y mejora la evolución tras el diagnóstico
Un estudio en mujeres asiáticas concluyó que por cada 113 gramos de soja al día durante
la adolescencia se redujo el riesgo de sufrir cáncer de mama en un 43%.
Entre las chinas se ha visto que por cada 12,8 gramos de proteína de soja disminuye
el riesgo en un 59% en comparación con las que se limitan a 4,9 gramos de ingesta.
En coreanas, 122, 2 gramos al día redujeron el riesgo en un 64% en comparación con
las tomaron 45,7 gramos y se encontró una disminución del riesgo del 92% en el riesgo
de desarrollar estrógenos y progesterona, hormonas implicadas en los tumores de las
mujeres posmenopáusicas.
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Por cada ración de tofu a la semana, el riesgo disminuye un 15%, y entre las mujeres
chinas, 11 gramos de proteína de soja al día redujo el riesgo de muerte por cáncer en
un 39%. En mujeres occidentales, se ha comprobado que las isoflavonas de soja bajan
el riesgo de mortalidad por cáncer de mama, y la recurrencia de la enfermedad en
aquellas diagnosticadas y tratadas con tamoxifeno, fue un 60% menor cuando se les
administraba la máxima cantidad diaria.
Se cree que la soja y sus derivados tienen capacidad de inducir la apoptosis, que inhibe
la proliferación celular y la angiogénesis (crecimiento de los vasos sanguíneos). A ello se
une que los antioxidantes que contienen podrían modular los efectos de las hormonas
sexuales sobre el organismo.
Los productos de soja pueden sustituir a la carne y lácteos por su alto contenido en
proteínas y además pueden reducir además, el riesgo de enfermedad coronaria y
mejoran la salud ósea.
Se ha demostrado que consumir soja previene la osteoporosis y las fracturas de cadera.
No obstante, la alta ingesta de proteína concentrada de soja puede elevar la insulina,
por lo que lo que se recomienda tomar la soja como parte de la dieta y no como
suplemento alimenticio, que concentra sus componentes de forma aislada. Además
es más recomendable tomar la soja como se consume de forma tradicional en Oriente
(salsa de soja, miso, tempeh, tofu) que como proteina hidrolizada y excesivamente
hidrolizada (leche de soja, nata, yogures, etc)
Gonzalez JF et al. Applying the Precautionary Principle to Nutrition and Cancer.
Journal of the American College of Nutrition. 2014; 33:3, 239-46
Fuente: http://www.expansion.com/2014/07/16/entorno/1405507900.html
Marga Castillo de Expansión.com
cuando las sustancias orgánicas no se queman completamente, tal como sucede en
barbacoas, parrillas o flambeados.
No comer carnes a la parrilla ahorra, además, grasas saturadas y colesterol al organismo,
con lo que baja el riesgo de enfermedad cardiovascular.
6. Consumir soja durante la adolescencia reduce el riesgo de cáncer de mama en
Un estudio en mujeres asiáticas concluyó que por cada 113 gramos de soja al día durante
Entre las chinas se ha visto que por cada 12,8 gramos de proteína de soja disminuye
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Por cada ración de tofu a la semana, el riesgo disminuye un 15%, y entre las mujeres
Se cree que la soja y sus derivados tienen capacidad de inducir la apoptosis, que inhibe
Los productos de soja pueden sustituir a la carne y lácteos por su alto contenido en
Se ha demostrado que consumir soja previene la osteoporosis y las fracturas de cadera.
No obstante, la alta ingesta de proteína concentrada de soja puede elevar la insulina,
Gonzalez JF et al. Applying the Precautionary Principle to Nutrition and Cancer.
Fuente: http://www.expansion.com/2014/07/16/entorno/1405507900.html
Marga Castillo de Expansión.com