martes, 3 de junio de 2014

"El poder de las palabras...."




Ten cuidado con las palabras.
Pueden ir derecho a la duda, al dolor, a la confusion.
Las palabras nos hacen caer en abismos que no quisieramos...

Nos llevan a la exageracion.Pueden poner sombras en la vida de otros 
y en la nuestra.
Las palabras pueden ser cuchillo, hielo, coraza, potro desbocado 
o sonido profundo de ironia.

Ten cuidado.Algunos fallan al interpretarlas.Son veloces las palabras 
y nadie corre lo suficiente para despues de dichas poder atraparlas.
Vuelan con alitas que se escapan, y corren como peces asustados.
Nada las devuelve. Nada las aprisiona todas, cuando queremos recogerlas.
Nunca, despues de echarse a volar, podremos asirlas ni controlarlas...

Se nos van con mas facilidad que las mariposas, con mas filo que el 

viento, y a veces con mas colores que el arco iris. Y cuando las 
soltamos no vuelven.
Cuando les abrimos la jaula del resentimiento o del rencor, parecen fieras desbocadas.
Y no regresan. Ten cuidado con las palabras.
Mira que el tiempo es corto para decirlas, pero el daño es grande para enmendarlo.
Y quedaran pesando sobre ti.

Las pasiones se descargan en las palabras. Se sacian en ellas.
Las tiran con fuerza, como piedras que salen rodando...
y empiezan a derrumbar, a derrumbar famas, nombres, figuras.
 Muchas veces nos arrepentimos, pero esos pájaros ya no vuelven a su 
jaula, ni esas frases retornan al corazón para encerrarlas.
 No se vuelven a posar en nuestros labios para apretarlos y
 dejarlas dentro.

 Se dilatan, flotan, se esparcen. Caen como un fardo sobre tu conciencia.
¡Cuánto hubiéramos dado muchas veces por haber guardado silencio! 
Por haber refrenado ese impulso de palabras agazapadas dentro de 
nosotros, como esperando el momento de dar el zarpazo y lanzarse 
contra el enemigo.

La palabra es el don mas grande dado por Dios. 
No la manches, no la enturbies, no la contamines.
Mira que puede quedarse fija, como una espinita en tu corazón. 
Y profunda, como una sombra sobre tu espíritu.
Puede quedarse como un púntico lastimado que siempre te estará molestando. 
Como llamitas apagadas por la miseria humana, que te van dejando sin luz.

Algo que se te rompe dentro, justo en tu punto mas sensible; en la estimación 
que te tenias.
Algo, algo que hizo llorar el corazón de Dios.
 Y temblar el tuyo para pedir perdón.

Zenaida Bacardi de Argamasilla




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