domingo, 23 de febrero de 2014

Ocupación - Preocupación

La ocupación desplaza la preocupación







La mayoría de las personas gastan más tiempo y energías en hablar de los problemas que en afrontarlos.
Henry Ford

Cuando se enfrentan los problemas, ellos desaparecen. Si la mente enfoca en positivo la meta, el éxito, la solución, desarma los bloqueos, los miedos, el estrés, las depresiones que obstruyen los proyectos, porque la ocupación es también la señal de que está en la senda correcta.

Preocupación, en cambio, es ver lo negativo, no abordar la solución, tener miedo al fracaso, a que las cosas no salgan, evitar que las cosas fluyan y fijar en el cerebro la imagen de la derrota. La preocupación no es parte de la solución, es parte del problema, no se basa en la realidad, sino en suposiciones improbables que quitan tiempo y energía. Al preocuparnos destruimos, porque lo negativo engendra su propio destino.

En la Universidad inglesa de Bristol se aisló el neurotransmisor que refuerza el aprendizaje y facilita cambios en las redes neuronales. La actividad sostenida perfecciona las conexiones porque las neuronas intercambian mensajes y aumenta el número de receptores. En cambio lo que no se usa se pierde y las neuronas mueren. El que se ocupa aumenta su reserva sináptica protectora, mucho más que el que se preocupa y no hace nada.

Dr. Horacio Krell

El Miedo...



"El miedo es una movilización de energía para resolver un problema. 

Cuando me abro al  miedo y me permito sentirlo profundamente 

puedo aprender de él. 


Voy a abrirme a mis temores, me voy a permitir sentirlos y estaré  atenta 

a las lecciones  que han de enseñarme, a los problemas que he de solucionar. 

No he de temer al miedo,  pues es una señal de que he de corregir algo. 


Aprendo a estar con mis sentimientos, sin temerlos,

 sin negarlos y sin concederles mayor 

importancia de la que tienen" 


Louise L. Hay

Amor

"El amor es la pasión por la dicha del otro..."
Cyrano de Beregerac





Lo primero que aprendemos en la infancia es a complacer. Nuestro primer papel de representación en la obra de teatro de la vida es el del “complaciente”. Una actitud que, desde muy pronto, nos protege de quedarnos sin postre o de que mamá no nos quiera.

Más tarde, nos doctoramos en supervivencia y aprendemos a tener en cuenta lo que pasa en el interior del otro, aunque sea porque puede fruncir el ceño o porque nos cierra el paso y nos amenaza.

Más tarde, el ego aprende a salir adelante alternando tanto la exigencia con el amor, como la compasión con la firmeza. Pronto integramos la cooperación y la ayuda junto con otros registros atávicos de la caza y de la guerra.

Pero, más allá del mamífero que vive en una parte de nuestras células, uno se pregunta: ¿existe algún nivel en el que, por puro corazón, se goza en ayudar al otro y en desear la simple dicha de su existencia? Muchas personas piensan que debilitan sus posiciones cuando ponen su empeño en crear entornos amables con los seres que las rodean. Sin embargo, junto a una civilización de individualismo y de acopio, vemos a gentes que han despertado al mensaje del alma.

Se trata de seres que han superado el miedo soterrado para
abrir su corazón y dedican su obra anónima a darse, generando medios para acabar con la miseria de otras gentes y resolver sus problemas.

El misterioso Impulso Evolutivo que mueve átomos y galaxias, poco a poco, y a base de milenios, nos conduce a un estado en el que preferimos dar un abrazo que disparar una bala. Conforme crecemos, acabamos prefiriendo el dar al tomar, la paz a la contienda y la suavidad a la violencia.

Cuando uno observa a la Humanidad de este planeta, comprueba variedad de desarrollos y diferencias de nivel en la escala de la consciencia. Los hay recién llegados, se trata de entes muy jóvenes de alma, y los hay ancianos ya de vuelta que sonríen desimplicados
ante amenazas acompañadas de espadas y monedas.
Unos sienten amor a los demás porque un día su pecho se abrió
y su alma inició un viaje de ida sin vuelta. Otros reconocen con envidia y desdén los sentimientos altruistas de los otros, acorazando sus pechos como protección y defensa.

Unos y otros comenzaron hace milenios arrojando lanzas, mientras, poco a poco, la cultura como cultivo del jardín interno y la expansión de consciencia establecían leyes y códigos con derechos humanos que rechazaban la injusticia y la violencia.

El mensaje de los seres lúcidos, hace dos milenios, revolucionó las viejas ideas.
Todavía resuena el milagro que la esencia una y otra vez propone: el gran abrazo entre todas las personas.

Nunca atrás, nadie había soñado un mensaje tan revolucionario como el de ama a tu prójimo como a ti mismo.
Una llave de fraternidad que abriría la puerta de entrada al alma y nos diferenciaría de las máquinas.

Los sabios han hablado de esta gran noticia mientras algunas iglesias lo contaminaban e intoxicaban.

Los seres sensatos lo recuerdan, una y otra vez, señalando la paz que proporciona la llama trina encendida en el interior del pecho y en el de todas las células. En realidad, nos dejaron un mapa del tesoro. El tesoro de hallar un sentido al proceso de vida que discurre entre el nacimiento y la llegada. Desde entonces, muchos seres lúcidos, al levantarse por la mañana, se proponen servir a los demás y, luego, a lo largo de la jornada, escuchan, suspenden
el juicio y ayudan con silencio y entrega.

El amor se nutre de la felicidad del otro y no hay depresión que sobreviva al propósito de darse, allí donde la vida nos lo demanda.

J.M.Doria

Convierte tu muro...




Convierte tu muro...


en un peldaño.


Rainer Maria Rilke.

Que sean niños los Niños...




Que sean niños los niños.

Que sean niños, y no clientes de las compañías de celulares, o vendedores de rosas en los 


bares, o estrellas descartables de la televisión.

Niños, no limpiavidrios en los semáforos, o botín de padres enfrentados o repartidores de 


estampitas en los subtes.


...Que no sean niños soldados, los niños.

Que sean niños los niños, simplemente.

Que no sean los habitantes de un reformatorio.


Que no sean costureros en talleres ilegales de ningún lugar del mundo.



Que sean niños los niños, y no un target.


Que no sean los que pagan las culpas. Los que reciben los golpes. Los bombardeados por 


publicidad.


Que sean niños los niños. Todo lo aniñados que quieran. Todo lo infantiles que quieran. 


Todo lo ingenuos que quieran. Que hagan libremente sus niñerías. Que se dediquen a ser 

niños y no a otra cosa.

Que no sean los que no juegan, los acosados por las preocupaciones, los tapados de 


actividades. 


Que sean niños los niños y se los deje preguntar sin levantar la mano, formar 

filas torcidas, llevar alguna vez la Bandera no por ser mejor alumno, sino por ser buen 

compañero.

Que sean niños los niños y no los incentivados con desmesura a consumir todo lo que saca 


el mercado.



Que sean niños, y no los que aspiran pegamento en una esquina o fuman paco en la otra, 

tan de nadie, tan desprotegidos. Niños, no nombres que tienen que rogar por recibir el 

apellido paterno o la cuota de alimentos.


Que sean niños los niños. Y que los niños sean lo intocable, que sea la gran coincidencia 


en cualquier discusión ideológica; que por ellos se desvelen los economistas de todas las 

corrientes, los dirigentes de todos los partidos, los periodistas de todos los medios, los 

vecinos de todas las cuadras, los asistentes sociales de todas las municipalidades, los 

maestros de todas las escuelas.


Que sean niños los niños. Que sean niños, no "el repetidor" o "el conflictivo" o "el que 


nunca trae los deberes". Niños, y no los que empujan el carro con cartones.


Que sean niños los niños, simplemente. Que ejerzan en paz el oficio de recién llegados. 


Que se los llame a trabajar con la imaginación o con lápices de colores. Que se los deje ser 

niños, todo lo niños que quieran. Y que los niños sean lo importante, que por ellos lleguen 

a un acuerdo los que nunca se ponen de acuerdo; que por ellos se dirijan la palabra los 

que no se hablan, que por ellos hagan algo los que nunca hicieron nada.


Que sean niños los niños y que no dejen de jugar con la pelota.



Que sean niños en su día. Que lo sean todos los días del año.


Que sean felices los niños, por ser niños. Inocentes de todo lo heredado...


Mex Urtizberea.

Limpia tu mente y Suelta...







Si quieres limpiar una habitación a fondo, tu eliges y examinas todo lo que hay en ella. Algunas cosas las miraras con amor, las limpiaras y lustraras para darle nueva belleza. Algunas cosas te darás cuenta que necesitan reparación, tomaras nota de ello. Algunas cosas ya no te servirán y será momento dejarlas partir. Antiguas revistas, diarios se pueden tirar a la basura calmadamente. No hay necesidad de enojarse para limpiar la habitación.

Lo mismo sucede cuando estas limpiando tu casa mental. No hay necesidad de enojarse porque algunas creencias que hay en ella están listas para echarlas fuera. Déjalas ir fácilmente como si tiraras restos de comida en la basura después de la cena. Escarbarías en los restos de la comida de ayer para hacer la cena de hoy? Escarbarías en tu antigua basura mental para crear las experiencias del mañana?

Si un pensamiento o creencia no te sirve, déjala ir! No hay ley escrita que diga que porque una vez creíste algo, debes se seguir creyéndolo para siempre. Afirma: El pasado se ha terminado, entonces no tiene poder ahora. Los pensamientos de este momento crean mi futuro.

Louise Hay

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