domingo, 23 de agosto de 2015

¿Quieres evitar el Alzheimer?: deja de comer cereales, afirma el libro “Cerebro de pan”, escrito por el Neurólogo Dr. David Perlmutter

Por Monica Maristain
(Periodista y Escritora)
Las enfermedades degenerativas y mortales como el cáncer y la diabetes constituyen los males de nuestros tiempos. Son dolencias aparecidas en la era moderna y obedecen al cambio de hábitos estimulado por la sociedad de consumo a mediados del siglo XX.
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Morir de causas naturales o de viejo como sucedía con nuestros antecesores se ha convertido en una rareza y nada asusta más que el gran fantasma del Alzheimer y sus dolencias mentales hermanas que han venido a complicar la senectud.
No hay predisposición genética para contraer “el mal del alemán”, asegura David Perlmutter en su libro Cerebro de pan, un bestseller en los Estados Unidos y que ha llegado a México esta semana, mediante los buenos oficios de la editorial Grijalbo.
Sin ningún tipo de duda, el neurólogo y miembro del Colegio Estadounidense de Nutrición asegura que “lo que se conoce como uno de los grupos alimenticios esenciales más queridos, en realidad es una agrupación terrorista que ataca nuestro órgano más preciado: el cerebro”.
Se refiere no sólo a las harinas refinadas, las pastas y el arroz, sino también a todos los cereales que se consideran saludables como los multigranos, los siete granos, el trigo y el cereal enteros.
Contra la convicción popular de que las enfermedades mentales en la vejez son resultado de la historia genética y por tanto, inevitables, el profesional afirma que al igual como sucede con la obesidad y el cáncer de pulmón, hay una total correspondencia entre el deterioro del cerebro y los malos hábitos alimenticios.
Cerebro de pan
Creo que los cambios alimenticios que han ocurrido en el último siglo –de una dieta alta en grasa y baja en carbohidratos a una baja en grasas y alta en carbohidratos, que sobre todo consiste en cereales y otros carbohidratos dañinos- son el origen de muchas calamidades modernas ligadas al cerebro, incluidos la cefalea, el insomnio, la ansiedad, la depresión, la epilepsia, los trastornos motores, la esquizofrenia, el trastorno de déficit de atención e hiperactividad y esos momentos de senilidad que muy probablemente anteceden a un declive cognitivo grave y una enfermedad progresiva, irreversible, intratable e incurable.
 LA CULPA DE LOS CARBOHIDRATOS
¿Es posible culpar a los carbohidratos y a las grasas poliinsaturadas de origen vegetal – como los aceites de canola, de maíz, de semilla de algodón, de cacahuate, de cártamo, de soya y de girasol- de las tasas ascendentes de cardiopatías, obesidad y demencia?, es la pregunta de Perlmutter, quien escribe su libro con la asistencia de Kristin Loberg.
Para el científico, miembro además del Consejo Estadounidense de Medicina Holística e Integral, no hay duda de que “uno de los sucesos más grandes y de mayor alcance en la historia del preponderante deterioro cerebral de la sociedad moderna ha sido la introducción del trigo a la dieta humana”.
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Los alimentos saludables según esta visión. Foto: www.drperlmutter.com
Cerebro de pan es apasionante, sin duda. Por los postulados que expresan una actitud radical frente a hábitos alimenticios que en principio no nos parecen amenazadores y que sin embargo parecen estar sustentados, en la visión del autor, en los estímulos generados por la poderosa industria de los alimentos con harinas y cereales de todo tipo.
Hay una propuesta de cambio en el estilo de vida y la adopción de una nueva alimentación destinados a fortalecer la salud cerebral y evitar las demencias seniles, entre ellas el tan irreversible y devastador Mal de Alzheimer.
Para empezar, hay que sacar de la cocina todo resto de gluten, el componente que está relacionado con el deterioro mental, “incluyendo granos enteros y el pan de cualquier tipo de trigo entero, junto con fideos, pastas, pastelillos, productos de panadería y cereales”.
La lista de alimentos prohibidos es larga y entre ella son veneno puro los productos que traen una etiqueta de “bajo en grasas” o “libre de grasas”. A cambio, en un plan de cuatro semanas que tiene como objetivo mantener el cerebro en estado óptimo, Perlmutter propone consumir grasas saludables como aceite de oliva extra virgen, aceite de ajonjolí, aguacate, coco, aceitunas, quesos (excepto los azules) y semillas de linaza y girasol, entre otros.
Son recomendables los frutos bajos en azúcar como el aguacate, el pimiento morrón, jitomate, calabaza, berenjenas, limones y limas.
Las proteínas son la parte sustancial de este estilo de vida, con huevos enteros, pescados, mariscos, carne que provenga de ganado, cerdo y aves de corral alimentados con pasto y carne de caza.
“A pesar de que estés desechando el gluten, el trigo y la mayor parte de azúcar de tu dieta, te sorprenderá la cantidad de opciones alimenticias que hay disponibles”, asegura el profesional.
“También te asombrará el control que obtendrás sobre tu nivel de hambre, tus antojos, el tamaño de tus porciones y tu ingesta de calorías”, agrega, convencido además de que los nuevos parámetros aseguran un alto nivel de saciedad que evita las comidas entre horas y los tan perjudiciales tentempiés.

Extraído de:
http://www.sinembargo.mx/24-06-2014/1032136

Publicado por:
Gloria de los Ángeles Espíndola
www.unmundodebrotes.com


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