domingo, 25 de enero de 2015

La Investigación Prueba la Causalidad - El Consumo de Azúcar Aumenta el Riesgo de Enfermedades Crónicas

Por el Dr. Mercola
¿Cuál es el verdadero papel del azúcar en nuestra sociedad? Solía ser un condimento, actualmente es un elemento básico de la alimentación. Cada vez más evidencia demuestra claramente que el azúcar refinado es un factor principal no sólo de la obesidad, sino también de enfermedades crónicas.
De acuerdo con el Dr. Robert Lustig, profesor de endocrinología pediátrica en la Universidad de California, San Francisco (USCF), el azúcar actúa como una toxina crónica (veneno) para el hígado, dependiente de dosis cuando se consume en exceso.
Probablemente reconozca al Dr. Lustig de uno de los videos de YouTube más populares sobre el azúcar que tiene más de 5 millones de visitas. Probablemente también lo haya visto en 60 Minutes, en donde presentó un reporte sobre los peligros del azúcar en 2012.
Probablemente también lo haya visto discutiendo con Stephen Colbert o Bill Maher. O lo conozca por su libro titulado, Fat Chance.
Nunca antes los seres humanos habían consumido tanto azúcar como lo hacen ahora y las ramificaciones de este cambio en la alimentación son bastante claras. La fructosa, que se encuentra en la mayoría de los alimentos procesados, es mucho pero que el azúcar, causando la mayor cantidad de daño en el menor periodo de tiempo.
Por ejemplo, en una prueba clínica, sujetos de prueba que consumieron jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF) desarrollaron mayores factores de riesgo para la enfermedad cardiovascular en tan sólo dos semanas.

Las Enfermedades Crónicas Han Aumentado al Mismo Ritmo que el Consumo de Azúcar

Históricamente, el azúcar era utilizado como condimento. Ya en el año 1200 AC, India desarrolló un proceso para extraer el jugo de caña, llamado khanda, que es de donde proviene la palabra “candy” (dulce).
“Era sólo para la nobleza, por lo que era difícil de conseguir, hasta por el año 1700, cuando comenzó la producción en masa de azúcar refinado. Seguía siendo extremadamente caro hasta mediados del siglo 18-19,”dice el Dr. Lustig.
“En ese momento, comenzamos a verlo aparecer en varios lugares. Comenzó el crecimiento de la industria azucarera en Luisiana, Texas y Hawái. Fue en ese entonces cuando también comenzamos a ver la enfermedad metabólica crónica.
De hecho, la primera demostración de un aumento en la enfermedad metabólica crónica fue en 1924, cuando Hayden Emerson, comisionado de salud de la ciudad de Nueva York, notó un aumento de siete veces en la tasa de diabetes en la población (de la ciudad).
Después en 1931, el Dr. Paul Dudley White (cardiólogo en el Hospital General de Massachusetts) hizo ver que teníamos una epidemia de enfermedades cardíacas.
Finalmente, en 1988, nos enteramos de la aparición de la diabetes tipo 2 en adolescentes. Estas son las tres características básicas de la enfermedad metabólica crónica que afectan a nuestra población. Y todas las cifras van de la mano con el aumento en el consumo de azúcar per cápita.”
La conclusión es que el azúcar solía ser algo que añadíamos al café o té. Teníamos el control total de la cantidad que consumíamos. Actualmente, consumimos unas 20 veces más azúcar de lo que consumían nuestros antepasados y tenemos muy poco control sobre la cantidad ya que se ha convertido en un elemento básico de la alimentación.
Hoy en día, se encuentra en prácticamente todos los alimentos procesados que le vengan a la mente. En promedio, el azúcar representa el 15 por ciento de las calorías totales consumidas (unas 19.5 cucharaditas al día) y su hígado, que se encarga de procesar el azúcar, simplemente no puede manejar ese tipo de carga. Cuando usted sobrecarga su hígado de esta forma, inevitablemente termina con una enfermedad metabólica crónica.
“Básicamente, el azúcar se metaboliza de forma casi idéntica al alcohol y actualmente estamos viendo enfermedades en niños que jamás habíamos visto y son enfermedades relacionadas con el alcohol, como la enfermedad de hígado graso no alcohólico y la diabetes tipo 2.
Hemos ido más allá de nuestros límites y eso se está haciendo evidente con un aumento masivo de la enfermedad metabólica crónica que está consumiendo gran parte de los recursos de cuidado de salud de todos los países desarrollados y en desarrollo del planeta y esto realmente es insostenible.”

Resistencia a la Insulina - El Sello Distintivo del Síndrome Metabólico

De acuerdo con el Dr. Lustig, cualquiera que sea el órgano que se vuelva resistente a la insulina termina manifestando su propia enfermedad metabólica crónica. Por ejemplo, cuando su hígado presenta resistencia a la insulina, termina con diabetes tipo 2.
Cuando tiene resistencia a la insulina en el cerebro, termina con Alzheimer. La resistencia a la insulina en los riñones causa enfermedad renal crónica y así sucesivamente. Todas estas enfermedades son estados de resistencia a la insulina. La pregunta es: ¿qué causa la resistencia a la insulina en primer lugar?
“Tenemos información nueva que nos tiene muy emocionados, ya que demuestra que si usted sobrecarga la mitocondria, las pequeñas fábricas quemadoras de energía en las células, en cualquier órgano determinado, terminará manifestando varias formas de enfermedad metabólica crónica,” dice el Dr. Lustig.
“La sustancia química que más sobrecarga la mitocondria es la grasa trans. Pero la segunda mejor en sobrecargar la mitocondria es el azúcar. Las grasas trans y el azúcar caracterizan en gran parte una alimentación a base de productos procesados.”
En noviembre del 2013, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos eliminó el uso de grasas trans de la lista GRAS (Generalmente Reconocidos como Seguros). Este es un paso en la dirección correcta. Desafortunadamente, en lugar de volver al uso de grasas saturadas saludables como el aceite de coco, manteca de cerdo y mantequilla, las grasas trans han sido remplazadas con otros aceites vegetales no saturados, que cuando se calientan, producen aldehídos tóxicos que causan daño celular.
Probablemente aún no nos hemos dado cuenta de todas las consecuencias de este cambio, esto se notará hasta una década o dos a partir de ese momento. Por otra parte, el azúcar será más difícil de eliminar del sistema alimentario.
De acuerdo con SugarScience.org, los azúcares añadidos se esconden en el 74 por ciento de los alimentos procesados bajo más de 60 nombres diferentes.1 Y sin embargo, la eliminación del exceso de azúcar en los alimentos procesados es exactamente lo que se necesita hacer.
“Siempre y cuando el azúcar se encuentre en la lista GRAS, la industria alimentaria tiene permiso de usar cuanto quiera en tan sólo un alimento. Así que, el azúcar se ha convertido en el problema más grande en nuestra alimentación desde la aparición de las grasas trans,” dice el Dr. Lustig.
“Por supuesto, que existen muchos otros problemas relacionados con los alimentos procesados. Que contienen mucho de una cosa y muy poco de otra.
Contienen muchas grasas trans. Contienen muchos ácidos grasos omega-6 (que son pro-inflamatorios), muchos aminoácidos de cadena ramificada (que sobrecargan su hígado y causan enfermedad metabólica crónica)… mucho alcohol y mucho azúcar.
Por otro lado, contienen muy poca fibra, muy pocos micronutrientes y muy pocos ácidos grasos de omega-3, todos los cuales son antinflamatorios. Los alimentos procesados tienen muchas cosas malas. Desafortunadamente, nosotros apoyamos el mercado de alimentos procesados.
Se espera que la gente consuma alimentos procesados debido a: 1) el precio y 2) la vida útil. Eso está generando una fortuna para la industria alimentaria, pero nos está matando.”

¿Habrá un Limite Seguro en el Azúcar?

De acuerdo con el Dr. Lustig, las grasas trans son “sin duda un veneno comestible.” Pero, ¿será que el azúcar es tan malo o peor que las grasas trans? El Dr. Lustig dice que no, no es peor, porque aunque no existe un límite seguro para las grasas trans, podría haber un límite en el que el azúcar no causará problema. Aunque hay diferencias individuales, como regla general el límite seguro para el azúcar parece ser de seis a nueve cucharaditas (25-38 gramos) de azúcar añadido al día.
“Eso es lo que sugieren los datos, porque el hígado tiene la capacidad de metabolizar la fructosa, siempre y cuando la mitocondria no se vea sobrepasada,” dice el Dr. Lustig. “Así que mientras se mantenga por debajo del límite, porque al superar este límite se produce la toxicidad, creo que probablemente no tendrá problemas con el azúcar.”
Si es no resistente a la insulina o desempeñará un papel importante, ya que la resistencia a la insulina genera hiperinsulinemia. La hiperinsulinemia significa que hay más insulina en las células de grasa, lo que quiere decir que ocuparán más energía porque es lo que provoca la insulina. La resistencia a la insulina claramente está relacionada con el aumento de peso. Pero aunque muchas personas creen que la resistencia a la insulina es el resultado del aumento de peso, datos recientes refutan esta idea, dice el Dr. Lustig. Más bien, los datos demuestran que la insulina es la que causa el aumento de peso.
Cuando su hígado convierte el exceso de azúcar en grasa y se desarrolla resistencia a la insulina, genera hiperinsulinemia y la hiperinsulinemia provoca que la energía almacenada se convierta en grasa corporal.
Actualmente, cerca de dos tercios de la población en Estados Unidos tienen sobrepeso. Cerca de un cuarto a un tercio padece de diabetes o pre-diabetes y otro cuarto de la población es hipertensa. Muchos también tienen niveles elevados de triglicéridos. La resistencia a la insulina es un componente de todos estos problemas de salud. De acuerdo con el Dr. Lustig, los datos demuestran que al menos el 50 por ciento de las personas en Estados Unidos padece de alguna forma de resistencia a la insulina- ya sea que tengan sobrepeso o no- y eso es lo que está provocando todas estas estadísticas de enfermedades que se encuentran fuera de control.

Enfermedad Metabólica en Estados Unidos

Como lo señala el Dr. Lustig, si tuviéramos que hacer un diagrama de Venn23 de la población en Estados Unidos, tendríamos a 240 millones de adultos en ese diagrama, dividido en dos círculos. Un círculo sería el doble de grande que el otro: la población obesa forma un círculo más pequeño de más o menos el 30 por ciento y la población sin obesidad forma el círculo más grande, de más o menos el 70 por ciento. El ochenta por ciento (57 millones de personas) de la población obesa está metabólicamente enferma. Tienen resistencia a la insulina que se manifiesta de un gran número de maneras, incluyendo diabetes tipo 2, hipertensión, dislipidemia, enfermedad cardíaca, cáncer y demencia.
“El mantra estándar es, ‘si tan sólo se pusieran a dieta e hicieran ejercicio, no estarían obesos y podrían resolver su problema,’” dice el Dr. Lustig. “Esto es totalmente falso. Es cierto que el 80 por ciento de la población obesa está metabólicamente enferma. Pero eso significa que el otro 20 por ciento de la población obesa no lo está. Están metabólicamente sanos. Son los llamados obesos metabólicamente sanos. Vivirán una vida completamente normal, morirán a una edad completamente normal y no le costarán a los contribuyentes ni un centavo. Simplemente están gordos. No están contribuyendo con las demás cifras.”
Por el contrario, resulta que del 70 por ciento que tiene peso normal (168 millones de personas), el 40 por ciento de ellos (67 millones de personas) presentaron resistencia a la insulina en las pruebas de laboratorio, y también manifestaron aspectos del síndrome metabólico. También desarrollaron diabetes tipo 2, hipertensión, dislipidemina, enfermedad cardiovascular, cáncer y demencia. La prevalencia de la enfermedad metabólica entre las personas con peso normal no es tan grande como en el caso de las personas obesas- 40 por ciento versus 80 por ciento- pero si se enferman y eso que hay muchas más personas en este grupo.
“Cuando se sacan las cuentas, hay más personas delgadas y enfermas que personas gordas y enfermas,” dice el Dr. Lustig. “Las personas delgadas y obesas en realidad están costando más y cuando se saca la cuenta final, la población enferma es de 124 millones- que es más de la mitad de la población adulta en Estados Unidos. Resulta que las personas delgadas y enfermas nos están costando más…
Y no podemos atribuir esto a la gula, alimentación y falta de ejercicio, porque tienen un peso normal. Si no se trata del comportamiento, entonces sólo queda una opción: tiene que tratarse de la exposición. Esta es una exposición a la que están expuestos las personas obesas y es una exposición a la que incluso están expuestas las personas de peso normal. A esto se le conoce como alimentación occidental. La alimentación occidental está repleta de azúcar. El azúcar es mecánicamente lo que impulsa la resistencia a la insulina.”

¿Cómo Tratar la Resistencia a la Insulina?

La respuesta puede resumirse en dos palabras: alimentos reales. De acuerdo con el Dr. Lustig, la gran mayoría, del 60 al 70 por ciento de los pacientes que ve en su clínica está allí como resultado de una dieta a base de alimentos procesados.
“Lo que tenemos que hacer es que regresen (a los alimentos reales) y lo que hacemos es explicarles lo que son los alimentos reales. Muchos niños ni siquiera saben que es un alimento real. Muchos niños creen que el yogurt con sabor a fruta es un alimento real y están equivocados. Les explicamos que el yogurt es leche agria (no dulce)… Así que si quiere yogurt, consuma yogurt entero con una fruta entera, como le hacen los europeos. A eso se le llama alimento real.”
El ayuno intermitente podría ser otra forma de tratar la resistencia a la insulina. Aunque el Dr. Lustig no cree que la mayoría de las personas tiene que ir tan lejos, él cree que eso le funciona solo a algunas personas. Cuando ayunamos, el hígado quema parte de la grasa disponible. Por lo que acaba con los suministros de grasa en el hígado de forma temporal, restaurando la estabilidad metabólica en su hígado y mejorando la sensibilidad a la insulina en el mismo. Dicho esto, él cree que la respuesta a largo plazo para la mayoría de las personas se encuentra en simplemente consumir alimentos reales.
“Creo que se puede hacer esto de manera racional, comiendo apropiadamente toda la semana, en lugar de tener que hacer el ayuno intermitente. Creo que, en última instancia, la meta es reducir la grasa en el hígado. Y dado a que la causa de la grasa en el hígado es el azúcar alimentario, por medio del proceso de la lipogénesis de novo… una vez que se ha deshecho del azúcar, la grasa en el hígado comienza a bajar y tenemos datos que respaldan esto, tanto en niños como en adultos… Creo que, en última instancia, lo que se tiene que hacer es reducir la grasa en el hígado. ¿El ayuno intermitente hace eso? Sí, lo hará. Pero comer correctamente también y lo hace mejor,” dice él.
“Lo que le decimos a las personas son estas reglas tan simples, todas las cuales están respaldadas por evidencia: elimine el consumo de bebidas endulzadas en su hogar. Después, consuma sus carbohidratos con fibra. Los alimentos enteros no tienen problema porque la fibra mitiga los efectos negativos de la fructosa en el metabolismo hepático, porque reduce la tasa de absorción… No le decimos a las personas que no pueden consumir azúcar. Pero tienen que consumirla en su forma natural, es decir frutas enteras.”

La Importancia del Ejercicio

El ejercicio también es un componente importante. Curiosamente, el Dr. Lustig señala que el ejercicio funciona no solo al promover la pérdida de peso, sino que sus beneficios están relacionados con el hecho de que promueve la construcción de músculo. Podría ser una sutil distinción, pero vale la pena resaltarla. Existe un factor de transcripción conocido como proteína 1a coactivadora del receptor activado por proliferador de peroxisoma (PCG-1α), que está involucrado en la biogénesis mitocondrial. Cuando se activa el PCG-1α, se hacen más mitocondrias. Aumentando el tono muscular simpático. Esto es lo que hace el ejercicio, activa el PCG-1α. Así que en conclusión, el ejercicio aumenta la masa muscular, que aumenta las mitocondrias y esto a su vez mejora la sensibilidad a la insulina.
“Todos los médicos le dicen a sus pacientes: bien, si hace ejercicio, bajará de peso. Dado a lo que sabemos ahora, esta afirmación va en contra de la buena práctica, porque no es cierta. No existen estudios que demuestren (que el ejercicio lo hace bajar de peso). Sin embargo, el ejercicio es lo mejor que puede hacer y nosotros beberíamos promoverlo, pero tenemos que explicarle a los pacientes el resultado variable que deberían presentar. Y resultado variable es el tamaño de la cintura, porque reducirá la grasa visceral. Perderán pulgadas, pero no libras. Y perder pulgadas significa mejorar la salud metabólica,” explica el Dr. Lustig

La Investigación Prueba la Causalidad- El Azúcar Definitivamente Aumenta Riesgo de Enfermedades Crónicas

En la actualidad, hay 15 agencias y 51 acuerdos por separado controlando las actividades de regulación de los alimentos en los Estados Unidos, de acuerdo con el Dr. Lustig, “nadie sabe lo que está haciendo la otra parte y la industria alimentaria se aprovecha por completo de esto.” El Dr. Lustig y muchos otros están presionando para adoptar una política alimentaria nacional. Él también insiste que “llegó la hora de que hagamos que los alimentos vuelvan a ser un modo de terapia.” Y si los alimentos son medicina, los médicos realmente deberían enseñar algo sobre la nutrición…
“Tenemos los datos. Ya no tenemos correlación. Ahora, tenemos causalidad. Tenemos la causalidad para el azúcar y la obesidad (aunque el azúcar no es su única causa). Tenemos causalidad para el azúcar y la diabetes, enfermedades cardíacas y enfermedad del hígado graso… Actualmente tenemos causalidad. Es momento de hacer algo al respecto.”
Por ejemplo, un artículo por Yang et al, publicado en JAMA Internal Medicine el año pasado investigó el consumo de azúcar añadido durante más de dos décadas, como un porcentaje del total de calorías, concluyendo que ha contribuido significativamente con las muertes cardiovasculares. Las personas que consumieron 30 por ciento de sus calorías diarias a base de azúcar añadido (muchos adolescentes) tuvieron un riesgo cuatro veces mayor de morir a causa de un enfermedad cardíaca.
“Si usted piensa que actualmente tenemos un problema, espere a que nuestros adolescente lleguen a la edad en la que se desarrollan las enfermedades cardíacas, las cosas realmente van a empeorar en poco tiempo,” señala. “Los alimentos deberían de representar un mejor bienestar, no enfermedad y así solía ser. Pero lo que sucedió fue que la industria alimentaria se involucró. Y ahora representan enfermedades, no bienestar. Tenemos que recuperar nuestros alimentos.”
Para contrarrestar la propaganda impulsada por los intereses del sector con fines de lucro, docenas de científicos de tres universidades estadounidenses, incluyendo al Dr. Lustig- han creado un novedoso sitio web educacional llamado SugarScience.org4 que tiene como objetivo publicar investigaciones independientes. Para aprender más sobre lo que realmente dice la ciencia sobre el azúcar, le recomiendo echarle un vistazo a este sitio web.



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