miércoles, 12 de febrero de 2014

Voluntad





La voluntad es más importante que la inteligencia. La vida con sus exámenes, va dando cuenta de si hemos sabido educarla, para sacar de nosotros lo mejor que llevamos dentro, la voluntad es una facultad psicológica que nos mueve a hacer algo. En un lenguaje más operativo diríamos: disposición interior para llevar algo a cabo anticipando consecuencias. 

La voluntad es lo más propio del hombre, tanto como la razón. Cada uno de nosotros es una promesa. 
Una intención de llegar a ser lo mejor que podamos. Para un niño o un adolescente o un joven, educar la voluntad significa de entrada la negación del instante inmediato y el esfuerzo por no satisfacer lo que está ahí, sino apuntar hacia el futuro. Lo inmediato es superado y rebasado por lo mediato, por lo lejano. El ser humano está siempre en marcha, su vector persigue el realizarse uno a sí mismo.
Hay una distinción que se encuentra en el pensamiento clásico, entre desear y querer.
Desear significa pretender algo, pero desde el punto de vista afectivo, sentimental: es como una ráfaga que se enciende en nuestros escenarios mentales y que pasa casi sin dejar rastro.
Desearía ser más estudioso, mas ordenado, aprovechar mejor el tiempo o ser más culto o mejorar mi carácter... pero en muchas ocasiones eso es solo un pensamiento pasajero, que no se traduce en nada. Querer es buscar algo y poner toda la voluntad en ese empeño, es determinación, empeño, esfuerzo concreto que
no se dispersa, de modo que se va alcanzando dejándose uno la piel en la empresa.
De ahí que se pueda concluir que desea la persona poco madura y quiere la que está más hecha y tiene más educada la voluntad.

La alquimia de los deseos nos hace perder de vista el horizonte y apuntamos a demasiadas metas de forma transitoria, sin concretar. Voluntad es determinación, firmeza en los propósitos, solidez en las metas, sin desanimarse ante las dificultades, sabiendo quetodo lo grande es hijo de la renuncia. El que tiene voluntad es mas libre y lleva su vida hacia donde quiere. Su aspiración final es la independencia y la consecución de los objetivos concretos que se ha propuesto. El hombre es perfectible y defectible; puede ir hacia lo mejor de si mismo... y también abandonarse y dar una versión pobre, desinflada, sin aspiraciones, que va tirando de su existencia como searrastra un peso muerto...

El hombre con voluntad llega en la vida más lejos que el inteligente. Y para mí esto es así porque lleva por delante cuatro herramientas claves: orden, constancia, motivación y la ilusión de llegar algún día a esas metas... De este modo la voluntad se convierte en una segunda naturaleza, en un ingrediente recio y compacto que se adhiere a la conducta y obra casi espontáneamente, merced a ese aprendizaje. Hay un entrenamiento que se repite otra vez.

La voluntad tiene mucho que ver con la motivación. Estar motivado es querer algo de veras, elegirlo y que merezca la pena la lucha por alcanzarlo. Ahí se produce una secuencia psicológica muy importante. Skinner, uno de los padres de la moderna psicología positivista, decía que toda conducta puede ser cambiada y organizada a través del refuerzo. Por eso algunos le han llamado “constructor de voluntades”, merced a las investigaciones llevadas a cabo en Harvard.

El comportamiento es una verdadera ingeniería de estímulos y respuestas, basadas en premios y castigos. Gracias al aprendizaje se va produciendo esto. Los aprendizajes complejos se engarzan sobre otros más sencillos, a través de superposiciones y crecimientos. Así emerge el autocontrol: ese ser capaz de gobernarse a si mismo, siendo uno cada vez mas dueño de su persona y de sus planes.


(E.Rojas)

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