jueves, 10 de julio de 2014

¿Cómo debería ser el tratamiento del paciente oncológico? Dra. Odile Fernández






Artículo extraído de la página  :  http://www.misrecetasanticancer.com/2013/07/como-deberia-ser-el-tratamiento-del.html
Desde que salió a la venta "Mis Recetas Anticáncer" son muchas las preguntas 
generadas entorno a mi visión del tratamiento que debe seguir un paciente 
durante su proceso de cáncer. 

Así que hoy quiero hablaros del que para mí, sería el tratamiento ideal del 
enfermo oncológico y de paso contaros un sueño al que le doy vueltas desde
 que tuve mi cáncer.

Hoy en día, la medicina occidental cuenta con un gran arsenal terapéutico 
en el que las grandes armas contra el cáncer son la quimioterapia, la 
radioterapia y la cirugía. Pero empiezan a ganar terreno nuevos 
tratamientos, como el tratamiento hormonal, la inmunoterapia o 
los fármacos antiangiogénicos. Poco a poco los tratamientos son menos 
agresivos y más específicos para los distintos tipos de tumores. Pero aún 
no hemos llegado a encontrar el fármaco "mágico", aquel que haga 
desaparecer el cáncer en todos los casos  y con los mínimos efectos 
secundarios. Aún no hemos ganado la batalla al cáncer y por desgracia, 
aún sigue muriendo mucha gente víctima del cáncer, por eso la palabra
 cáncer a muchos les suena a maldita, a dolor, a sufrimiento, angustia
 y desesperanza. Como ya os he dicho en otras ocasiones, a mí al 
principio me sonó muy mal y me generó una gran ansiedad. 
Ahora he aprendido mucho de la experiencia y debo darle gracias 
a la enfermedad, pues me ha cambiado la vida de una forma muy positiva.

















Pero vayamos a lo que quería hablaros. 

No todos los pacientes sometidos a tratamiento médico responden de 
igual manera. Siendo el mismo caso, los mismos síntomas y la misma 
extensión de la enfermedad, hay pacientes que toleran muy bien el 
tratamiento y sobreviven y otros que toleran mal el tratamiento 
y/o mueren en poco tiempo, siendo el diagnóstico inicial el mismo. 
¿Por qué unos responden y otros no? ¿Por qué hay casos, en los que 
cánceres muy avanzados revierten rápidamente y la persona sana y 
en otros casos canceres que en principio estaban muy localizados acaban 
con la vida del paciente en poco tiempo?

Aquí creo que entra en juego el papel de la persona enferma y es en 
lo que centro gran parte de mi libro. La actitud frente a la enfermedad 
juega un decisivo papel en la evolución del cáncer. 
La manera de afrontar el proceso puede ser decisiva. Podemos optar 
por no querer involucrarnos en nuestra enfermedad y no recibir 
ningún tipo de información y limitarnos a hacer lo que el personal 
sanitario nos indique en cuanto a cual es el tratamiento médico 
correspondiente o bien tomar un papel activo, hacernos responsables 
de nuestro proceso y trabajar junto al equipo médico para obtener 
los mejores resultados posibles y los mínimos efectos secundarios.

Las terapias naturales y el cáncer













Son muchos los pacientes con cáncer que recurren a las terapias naturales.
 Los pacientes con cáncer que recurren a la medicina complementaria y 
alternativa en general, no buscan la cura milagrosa, pero sí buscan 
estimular el sistema inmunitario, aliviar el dolor, o controlar los efectos 
secundarios que sufren a causa de la enfermedad o del tratamiento. 

Hay multitud de estudios que demuestran como la alimentación, 
el bienestar emocional del paciente, la práctica de ejercicio físico 
y ciertas terapias como la acupuntura y el reiki pueden ser 
beneficiosas en la evolución de la enfermedad cuando se 
compara con los pacientes que solo se someten a tratamiento 
convencional.

El problema surge cuando los pacientes oncológicos no le dicen 
a su médico que están recurriendo a otros tratamientos alternativos. 
¿Por qué mentimos o más bien, por qué ocultamos esta información 
a nuestro médico? En general porque consideramos que el oncólogo 
no es la persona adecuada para hablar de estos temas o tenemos 
miedo a su respuesta y a ser juzgados. Muchas veces es algo más
 simple todavía: como los oncólogos no nos preguntan, nosotros 
no contamos. En mi caso, al principio yo conté todos los 
cambios que estaba haciendo entorno a mi alimentación 
y bienestar psicológico, como me dijeron que mal no me
 iba a hacer de una forma muy seca, no volví a comentar 
nada sobre el tema  y continué complementando por
 mi cuenta. Pero eso no es lo que me habría gustado. 
Hubiera preferido una conversación fluida con el equipo 
de oncología en cuanto a terapias naturales que pudieran 
beneficiarme, contrastar información con ellos, conocer 
sus experiencias. Solo me comentaron que había tenido
 una mala experiencia con una mujer que tomaba un
 suplemento concreto, nada más.

La falta de comunicación entre oncólogos y pacientes 
es un grave problema. Si los oncólogos hablaran más 
con sus pacientes sobre el uso de estas terapias, 
podrían evitarse efectos secundarios indeseados 
derivados de algunos tratamientos, y se podrían 
potenciar los efectos beneficiosos de algunas 
técnicas. Pero claro, para eso también es necesario 
que el equipo de oncología reciba información veraz 
y contrastada sobre el tema. El oncológo no te puede 
aconsejar sobre alimentación si no tiene una formación
 mínima. Os aseguro que durante la carrera y durante 
nuestra formación hospitalaria no nos enseñan nada 
sobre el tema. 

Pero, ¿de verdad sirven las terapias naturales?

Hay que tener en cuenta que las terapias naturales no son 
la panacea, y que existe mucho intrusismo y desconocimiento
 en este campo. Hay muchas personas que se aprovechan 
del miedo y la vulnerabilidad de los pacientes con cáncer
 y les ofrecen curas tan milagrosas como costosas. 

Lo que debería imponerse, según creo, es un modelo 
de oncología integrativa en el que no se prestase atención 
únicamente a la enfermedad, sino sobre todo al enfermo. 
El cáncer debería abordarse de manera holística, 
dando importancia a la alimentación, al bienestar
 psicológico del paciente, a su entorno y su familia, 
a la práctica de ejercicio físico… Cualquier servicio
 de oncología público debería contar, además de con
 los mismos oncólogos,  con nutricionistas y psico-oncólogos 
con una correcta formación (no me vale el nutricionista que 
te dice come lo que quieras o el psicólogo que te dice 
como a mí "en tu situación mejor despídete de tu familia"). 

En muchos hospitales privados esto ya es así, y del mismo
 modo  que se ofrece la quimio se ofrecen al paciente 
intervenciones cuerpo-mente individuales y en grupo 
(psicoterapia, yoga, chikung, meditación…), 
así como apoyo nutricional individualizado. 
Dichas intervenciones ayudan al paciente a encontrar apoyo, 
paz interior, calma y confianza en sí mismo. 
Por desgracia, este modelo se impone en Estados Unidos 
y Alemania, pero aquí estamos a años luz y los 
pacientes que desean complementar con alimentación 
y tratamiento emocional deben buscar ese complemento
 fuera del hospital y en ocasiones topan con personal poco 
cualificado pero muy osado.

Creo firmemente que tenemos que cambiar la manera 
de enfocar la medicina. Muchos pacientes ya no se 
conforman con la actitud paternalista y protectora del 
médico y quieren ser parte activa de su proceso y participar 
junto al equipo médico en todas las decisiones que le atañen. 

 La comunicación entre oncólogo y afectado, por tanto,  debería 
ser fluida y basada en la confianza mutua.  Esta es mi 
propuesta para conseguir frenar esta “epidemia” de cáncer 
que nos azota y en la que 1 de cada 3 hombres 
y 1 de cada 4 mujeres se verá involucrado en algún momento 
de su vida.

















Ahora os cuento mi sueño...me encantaría poder gestionar 
una casa de reposo en la que se tratase al paciente oncológico 
de forma integral. Sería una acogedora casa rodeada de 
naturaleza en la que el paciente pudiese recibir su tratamiento 
convencional asistido por un oncólogo y personal de
 enfermería, pero además pudiese ser cuidado y mimado,
 donde se le enseñase a cocinar y pudiese disfrutar de 
exquisitas recetas preparadas con alimentos frescos, 
ecológicos y de temporada. Donde el paciente pudiese practicar 
ejercicio físico al aire libre: chikung, yoga, paseos... donde se 
crease un grupo en el que cada uno pudiese expresar libremente 
sus miedos e inquietudes sin ser juzgado ni cuestionado. 
Un lugar donde practicar "arteterapia" (pintar, hacer punto,
 manualidades, etc...) que le ayudase a canalizar y eliminar 
sentimientos negativos. En definitiva un lugar para el descanso
 y la paz alejado del modelo hospitalario de frialdad, distancia 
y escepticismo en cuanto al papel de las emociones y la 
alimentación entorno al cáncer.  Sería algo tan hermoso... 



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Aprovecho hoy para contaros, que creo que el libro Mis Recetas
 Anticancer que es, además de este blog, lo que hasta puedo 
ofreceros a los pacientes oncológicos que deseais ser parte activa 
de vuestro tratamiento, está siendo un éxito y el día 22 saldrá a 
la venta la segunda edición.
 ¡En menos de un menos de un mes la segunda edición! 
Gracias a todos por vuestro apoyo!!

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