lunes, 4 de agosto de 2014

Cría Industrial: Proteína insana



En el contexto de la agricultura industrializada se obtienen hoy día granos y vegetales de gran apariencia y bajo precio, pero empobrecidos en nutrientes y cargados de sustancias tóxicas. Idéntica situación se aprecia en la cría industrial de animales. En este rubro valen los conceptos anteriores. La producción industrial del sector (vacuna, avícola, porcina, etc.) se maneja con los mismos parámetros de la agricultura: eficiencia (rentabilidad) a ultranza.

Un interesante ejemplo del efecto que genera la cría industrializada es la carne de cerdo. Cuando el animal es criado naturalmente, su carne es rica en grasas poliinsaturadas (ácidos grasos de cadena larga); en cambio cuando proviene de estabulación industrial pierde estos valiosos nutrientes y se carga de las dañosas grasas saturadas, además de muchas otras sustancias tóxicas.
Ahora la crianza se acelera con suplementos balanceados. En la confección de los mismos, además de utilizar desechos industriales, se emplean una parafernalia de sustancias indeseables. A los animales de eminente naturaleza herbívora se les suplementan balanceados con proteínas animales, totalmente extrañas a su natural sistema alimentario (pescado, huesos) y en muchos casos con presencia de metales pesados.
Un ejemplo son las harinas de pescado hechas con especies “barreras” que habitan los lechos de ríos y que trasladan los contaminantes allí presentes, a través de la cadena alimentaria, hacia nosotros. Luego está el uso de pasturas y granos provenientes de monocultivos empobrecidos y de origen transgénicocomo la soja y el maíz.
Antibióticos y hormonas
A esto se agrega la aplicación masiva de antibióticos, necesarios a causa del “ensuciamiento corporal” de los animales, el colapso hepático y la baja inmunológica (¿le suenan?) que se agrava por el estrés generado en los sistemas antinaturales de cría y estabulación.
Los antibióticos se utilizan “preventivamente” en los alimentos balanceados, luego los administran los veterinarios durante la cría para controlar enfermedades y finalmente los utiliza la industria durante el procesamiento. Sobre su efecto en la salud humana (sobre todo a nivel intestinal) ya nos hemos referido previamente[1].
Y todavía faltan las hormonas, sintéticas (acetato de trembolona, zeranol, acetato de melengestrol), transgénicas (hormona de crecimiento bovino recombinante ó rBGH, que incorpora DNA de Escherichia colli) y naturales (estradiol-17ß, progesterona, testosterona), prohibidas en algunos países pero usadas en la mayoría. Estas hormonas sirven a distintos fines, pero básicamente permiten un rápido incremento de peso, en los animales lecheros aceleran la preñez de las hembras y en el caso de la pisciculturadeterminan el sexo de los alevinos.
El problema de estas hormonas es su “mimetismo” dentro del sistema hormonal humano, una vez que llegan a nuestro cuerpo y su efecto cancerígeno, sobre todo cuando se combinan con otras sustancias químicas. Desordenes hormonales, cáncer de mama, próstata y colon, infecciones urinarias… son algunas de las consecuencias en humanos.
Por nuestra ubicación en la cadena alimentaria, somos destinatarios finales de todos estos elementos. Hormonas, antibióticos, metales pesados, transgénicos… no se “evaporan”; por el contrario,continúan actuando en nuestro cuerpo al ingerir alimentos que los contienen. Un ejemplo que permite visualizar los efectos concretos de este desatino, es el conocido mal de la “vacas locas”, básicamente consecuencia de haber introducido proteína animal en la nutrición de un herbívoro.
Fuente: Palmetti, Néstor: “Cria Industrial Proteína Insana” Pagina [http://www.espaciodepurativo.com.ar/problemas_alimentarios/cria_industrial.php] 02/05/2014 

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