martes, 13 de mayo de 2014

Amar al niño interior







Amar al niño interior

De: Louise L. Hay
Si no puedes intimar con otras personas, es porque no sabes cómo intimar con tu propio niño interior. El pequeño que hay dentro de ti está dolido y asustado. Ayuda y acompaña a tu niño.
Uno de los asuntos más importantes que necesitamos comenzar a abordar es la curación del olvidado niño interior. Muchos de nosotros nos hemos pasado demasiado
tiempo sin hacer caso de nuestro propio niño interior.
Tengas la edad que tengas, hay en tu interior un pequeño que necesita amor y aceptación. Si eres una mujer, por muy independiente que seas, tienes en tu interior a una niña muy vulnerable que necesita ayuda; si eres un hombre, por muy maduro que seas, llevas de todas formas un niño dentro que tiene hambre de calor y afecto.
Cada edad que has vivido está dentro de ti, dentro de tu conciencia y de tu
memoria. Cuando éramos niños y las cosas iban mal, solíamos pensar que algo

 no funcionaba bien en nosotros, que teníamos algo malo dentro. Los niños 
piensan que si pudieran hacer las cosas bien, sus padres (o quien sea) les 
amarían y no les castigarían ni les pegarían.
Así pues, siempre que el niño o la niña desea algo y no lo obtiene, piensa: 
«No valgo lo suficiente. Soy anormal, un retrasado». Entonces, cuando nos 
hacemos mayores rechazamos ciertas partes de nosotros mismos.
A estas alturas de nuestra vida, ahora mismo, es necesario que empecemos a
hacernos íntegros y a aceptar cada parte nuestra: la que hacía el tonto, la 

que se divertía, la que se asustaba, la que era estúpida y boba, la que 
llevaba la cara sucia.Todas y cada una de nuestras partes.
Creo que por lo general nos desconectamos, nos cerramos, alrededor de los 
cinco años. Tomamos esa decisión porque pensamos que algo no funciona bien
 en nosotros y ya no queremos tener nada que ver con ese niño o niña que
 somos.
También llevamos a nuestros padres dentro. Tenemos en nuestro interior al
 niño y a sus padres. La mayor parte del tiempo el padre (o la madre) 
reprende al niño, casi sin parar. Si prestas atención a tu diálogo interno,
 podrás oír el sermón. Podrás escuchar cómo papá o mamá le dice al niño que
 está haciendo algo mal o que no sirve para nada.
Lógicamente, entonces comenzamos una guerra con nosotros mismos;
empezamos a criticarnos de la misma forma en que éramos criticados: «Eres un
estúpido», «No sirves para nada», « Otra vez la has fastidiado». Se convierte en
costumbre. Cuando nos hacemos adultos, la mayoría de nosotros no hacemos el
menor caso de nuestro niño interior, o lo criticamos igual como nos criticaban.
Continuamos con la pauta una y otra vez.

* *
*
John Bradshaw, autor de varios libros maravillosos sobre cómo sanar al niño
interior, dijo una vez que cuando llegarnos a adultos llevamos dentro 

25.000 horas de cintas grabadas con la voz de nuestros padres. ¿Cuántas horas 
de esas cintas crees que te dicen que eres un ser maravilloso? ¿Cuántas te dicen
 que te aman y que eres inteligente y brillante? ¿O que eres capaz de ser lo que 
desees ser y que cuando seas mayor serás una gran persona? En realidad,
 ¿cuántas horas de esas cintas te dicen «No, no, no» en todas sus formas?
No es nada extraño que nos pasemos la vida diciéndonos «no» y «debería».
 Lo que hacemos no es otra cosa que imitar a esas viejas cintas. Sin embargo,
 son sólo cintas, no la realidad de nuestro ser. No son la verdad de nuestra 
existencia.
 Son sólo grabaciones que uno lleva dentro, y se pueden muy bien borrar o 
volver a grabar.
Cada vez que digas que estás asustado, comprende que es tu niño interior el 
que está asustado. El adulto en realidad no tiene miedo; sin embargo, el 
adulto no está ahí para confortar al niño. El adulto y el niño necesitan
 entablar amistad, hablar el uno con el otro de todo lo que haces. Sé que 
puede parecer tonto, pero da resultado. Haz saber a tu niño que pase lo que
 pase nunca le vas a volver la espalda ni a abandonarle. Siempre estarás allí 
para acompañarle y amarle.
Si cuando eras pequeño tuviste una mala experiencia con un perro, por 
ejemplo, digamos que te asustó o incluso que te mordió, tu niño interior
 tendrá miedo de los perros, aunque tú seas un adulto grande y corpulento.

 Es posible que veas a un perro pequeño en la calle y que tu niño interior 
reaccione aterrado: « ¡Un perro! Me va a hacer daño». Ésta es una fantástica oportunidad para que tu padre interior le diga al
niño: «No pasa nada. Ahora soy adulto. Yo cuidaré de ti. No dejaré que el perro 

te haga daño. Ya no tienes por qué tener miedo». De esta forma comenzarás a 
hacer de padre con tu niño.

La curación de las viejas heridas

He descubierto que el trabajo con el niño interior es sumamente útil para curar 
las heridas del pasado. No siempre conectamos con los sentimientos del 
asustado pequeño que llevamos dentro. Si en tu infancia sentiste mucho miedo 
y angustia, y ahora te castigas mentalmente, continúas tratando a tu niño 
interior de la misma forma. Sin embargo, él no tiene ningún otro Sitio adonde
 ir. Es necesario que superes las limitaciones de tus padres. Necesitas
 comunicarte con el pequeño, que se siente perdido. Tu niño interior necesita 
saber que tú lo amas.



Tómate un momento ahora mismo y dile que te interesas por él: «Te quiero. Me
importas. De verdad te quiero». Tal vez le has estado diciendo esto a la persona
adulta que llevas dentro. De modo que empieza a decírselo también a tu niño.
Imagínate que le coges la mano y ambos vais a todas partes juntos durante 

unos días. Verás las felices y alegres experiencias que podéis tener.
Necesitas comunicarte con esa parte de ti mismo. ¿Qué mensajes deseas escuchar?
Siéntate en silencio, cierra los ojos y habla con tu niño interior. Si te has pasado

 62 años sin hablar con él, es posible que tengas que insistir unas cuantas veces 
para que el niño realmente crea que quieres hablarle. Insiste: «Deseo hablar 
contigo. Deseo verte. Deseo amarte». Finalmente lograrás la comunicación. 
Es posible que veas al niño dentro de ti, que lo sientas, que lo escuches.
La primera vez que hables con tu niño interior puedes comenzar por pedirle
disculpas. Dile que lamentas no haber hablado con él o haberle reprendido 

durante todos estos años. Dije que deseas compensar todo el tiempo que habéis 
estado separados. Pregúntale qué puedes hacer para hacerle feliz, y de qué tiene miedo. Pregúntale qué desea él de ti.
Empieza con preguntas sencillas; obtendrás respuestas.
«Qué puedo hacer para hacerte feliz? ¿Qué te gustaría que hiciéramos hoy?» Por
ejemplo, le puedes decir: «Me gustaría salir a caminar, ¿qué deseas tú?». El niño
puede contestar: «Ir a la playa». Así habrá comenzado la comunicación. 

Persevera. Si te puedes tomar unos instantes cada día para comunicarte con el 
pequeño que llevas en tu interior, la vida te va a resultar muchísimo mejor.

Cómo comunicarse con el niño interior

Puede que algunos de vosotros ya estéis trabajando con vuestro niño interior. 
Hay muchos libros y se organizan muchos talleres y conferencias sobre este 
tema. 
Al final del libro encontraréis una lista de títulos para estudios más avanzados.
John Pollard III ha escrito un libro excelente, Self-Parenting [Ser tu propio 
padre], con muchos ejercicios y actividades maravillosos que se pueden realizar 
con el propio niño interior; te recomiendo que lo leas. Como he dicho
 anteriormente,hay muchísima ayuda en este aspecto. No estás solo y 
desamparado, pero necesitas pedir ayuda para obtenerla.
* *
*
Otra sugerencia que te hago es que busques una fotografía tuya de cuando eras
niño. Mira la foto. ¿Ves a un niño desgraciado? ¿Ves a un niño feliz? Veas lo que
veas, comunícate con él. Si ves a un niño asustado, haz algo para tranquilizarlo. 

Busca varias fotos de tu infancia y habla con el niño de cada foto.
Es muy útil hablar con el propio niño interior frente al espejo. Si tenías un
sobrenombre cuando eras niño, utilízalo. Ten pañuelos a mano. Te sugiero que 

te sientes frente al espejo, porque si te quedas de pie saldrás corriendo por 
la puerta. Es mejor que te sientes con una caja de pañuelos y empieces a hablar.
* *
*
Otro ejercicio que puedes hacer es comunicarte con él mediante la escritura.
Aflorará también muchísima información, Usa dos bolígrafos o rotuladores de 

colores distintos. Con uno de ellos en la mano dominante escribe una pregunta.
 Con el otro en tu otra mano haz que el niño escriba la respuesta. Es un ejercicio fascinante.
Cuando escribe la pregunta el adulto cree que conoce la respuesta, pero cuando

 coge el bolígrafo con la mano no dominante, la respuesta suele resultar 
distinta a la esperada.
También podéis dibujar juntos. A muchas personas probablemente les encantaba
dibujar y pintar en su infancia, hasta que les dijeron que debían ser limpias y
ordenadas y no dibujar o pintar fuera de los márgenes. De modo que empieza a
dibujar nuevamente. Utiliza tu mano no dominante para dibujar una imagen de 

algún acontecimiento que acaba de suceder. Observa cómo te sientes. Hazle una pregunta a tu niño interior, déjalo que dibuje con tu mano no dominante, y ve 
qué dibuja.
Si te es posible, reúnete con un pequeño grupo de amigos, o con un grupo de
apoyo, para trabajar juntos con estas ideas. Por ejemplo, podéis hacer que 

vuestros niños dibujen y después sentaros alrededor y analizar atentamente el significado de los dibujos. La información que se obtiene de este modo puede 
ser increíblemente reveladora.
* *
*
Juega con tu niño interior. Haz cosas que le gusten a tu niño. ¿Qué te gustaba 
de verdad hacer cuando eras pequeño? ¿Cuándo fue la última vez que lo hiciste? 
Con demasiada frecuencia el padre o la madre que llevamos dentro nos impiden
divertirnos porque no es cosa de adultos. Así pues, tómate el tiempo necesario 

y diviértete. Haz las cosas tontas que hacías cuando eras niño, como saltar 
sobre montones de hojas o pasar corriendo bajo el chorro de agua de la 
manguera.
 Observa a los niños cuando juegan. Te traerá recuerdos de los juegos que jugabas.
Si deseas más diversión en tu vida, comunícate con tu niño interior y actúa desde
ese espacio de espontaneidad y alegría. Verás cómo comienzas a divertirte

 más, te lo prometo.



* *
*
¿Fuiste bienvenido cuando naciste? ¿Estaban realmente contentos tus padres de
que nacieras? ¿Se mostraron encantados con tu sexo, o deseaban un bebé del 

sexo opuesto? ¿Te sentiste «deseado»? ¿Se celebró tu llegada? Cualesquiera sean 
las respuestas, date la bienvenida ahora. Haz una celebración. Dite a ti mismo 
todas las cosas maravillosas que le dirías a un bebé que llega a su nueva vida.
¿Qué es lo que siempre deseaste que tus padres te dijeran cuando eras pequeño?
¿Qué es lo que siempre quisiste oír y que nunca te dijeron? Muy bien, dile
precisamente eso a tu niño. Díselo cada día durante un mes mientras te miras

 en el espejo. Observa lo que sucede.
Si tus padres eran alcohólicos o te maltrataron de pequeño, puedes meditar y
visualizarlos como a personas sobrias y cariñosas. Dale a tu niño lo que desea.
Probablemente ha estado privado de ello durante demasiado tiempo. Empieza

 a visualizar el tipo de vida que te gustaría llevar con tu niño interior. Cuando
 él se sienta seguro y feliz, podrá confiar en ti. Pregúntale: « ¿Qué tengo que
 hacer para que confíes en mí?». Lo repito, te quedarás sorprendido ante algunas respuestas.
Si tus padres no te demostraban cariño en absoluto, y te resulta francamente
difícil relacionarte con ellos, busca una imagen de lo que te parece que serían 

una madre y un padre amantes. Coloca las fotos de esos padres cerca de tu 
foto de cuando eras niño. Crea nuevas imágenes. «Re-escribe» tu infancia si es necesario.




* *
*
Las creencias que aprendiste cuando eras pequeño aún las tiene tu niño interior.
 Si tus padres tenían ideas rígidas y tú eres duro contigo mismo y propenso a 
construir muros a tu alrededor, probablemente tu niño interior continúa 
conformándose a las normas de tus padres. Si sigues reprendiéndote por cada 
error, debe de ser bastante terrible para tu niño interior despertar cada 
mañana. « ¿A causa de qué me va a chillar y regañar hoy?»
Lo que nos hicieron nuestros padres en el pasado es un asunto de su conciencia.
Ahora somos nosotros los padres. Nosotros usamos nuestra conciencia.

 Si continúas negándote a cuidar de tu niño interior, es que estás estancado 
en un rencor justiciero.
Esto invariablemente significa que aún te queda alguien por perdonar. Así pues,

 ¿de qué no te has perdonado? ¿Qué necesitas dejar marchar? Bueno, sea lo que
 sea, deja que se vaya.
Si no prestamos atención a nuestro niño ahora, y no lo elogiamos, no es culpa de
nuestros padres. Ellos hicieron lo que creían que era lo correcto en 

ese tiempo y ese lugar. Pero ahora, en el momento presente, sabemos lo que 
podemos hacer para nutrir y criar a nuestro niño interior.
* *
*
Las personas que han tenido o tienen un animal doméstico saben lo que es llegar
a casa y que salga a recibirte a la Puerta. No le importa la ropa que lleves, ni si

 eres viejo y tienes arrugas, ni cuánto dinero has ganado ese día. Al animal sólo le importa que estás allí. Su amor es incondicional. Haz eso contigo mismo. 
Emociónate por estar vivo y por estar aquí. Eres la única persona con quien 
vas a vivir siempre.
Mientras no estés dispuesto a amar a tu niño interior, a los demás les resultará 

difícil amarte a ti. Acéptate sin condiciones y de todo corazón.



* *
*
Me parece que es muy bueno inventar una meditación para hacer que el niño
interior se sienta a salvo. Como yo fui una niña que sufrió incesto, he inventado

 una maravillosa imagen para mi pequeña.
 Vive en un ático muy alto y tiene un portero y dos perros grandes, de modo que sabe que jamás nadie le volverá a hacer daño.
Cuando logro hacer que se sienta absolutamente segura, entonces yo, como 

adulta, puedo ayudarle a liberar y olvidar las experiencias dolorosas.
No hace mucho me descentré y estuve llorando durante dos horas. Comprendí
que mi niña interior se sentía de pronto dolida y desprotegida. Tuve que decirle 

queella no era mala ni había hecho nada mal, sino que era su reacción a algo 
que había sucedido. De modo que tan pronto como pude hice algunas
 afirmaciones y medité, sabiendo que allí había un Poder mucho mayor que me 
apoyaría y me amaría.
Después de eso la pequeña ya no se sintió tan sola y asustada.
Además yo tengo una enorme fe en los ositos de felpa. Con mucha frecuencia el
osito es nuestro primer amigo. Es nuestro confidente, puesto que uno le puede 

contar todos sus problemas y secretos y jamás se chiva. Siempre está allí para
 hacernos compañía. Saca del armario tu osito y haz que tu niño lo coja una
 vez más.
Sería maravilloso que en los hospitales hubiera ositos en todas las habitaciones
para que cuando el niño interior se sienta solo y asustado a media noche, pueda
abrazarse a su osito.

Tus muchas partes

Las relaciones son fabulosas, los matrimonios son maravillosos, pero la realidad
 es que son temporales. En cambio tu relación contigo mismo es eterna. Dura 
para siempre. Ama a la familia que llevas dentro: el niño o la niña, el padre o 
la madre, y la adolescente y el joven que hay en medio.
Recuerda que también llevas a tu adolescente en tu interior. Dale la bienvenida.
Trabaja con él de la misma forma que lo haces con el niño. ¿Qué dificultades 

tuviste en tu adolescencia? Hazle preguntas a tu adolescente igual como se las 
haces a tu niño. Ayúdale a pasar por las amedrentadoras situaciones y los
 momentos de aprensión de la pubertad. «Corrige» esa época. Aprende a amar 
a tu  adolescente igual Como aprendes a amar a tu niño.
* *
*
No podemos amarnos y aceptarnos los unos a los otros mientras no amemos y
aceptemos a ese niño interior que se siente perdido. ¿Qué edad tiene ese niño? 

¿Tres, cuatro, cinco años? Generalmente tiene menos de cinco años, porque es 
entonces cuando se cierra y se desconecta por la necesidad de sobrevivir.
Coge a tu niño de la mano y ámalo. Crea una vida maravillosa para ti y tu niño.
Di: «Estoy dispuesto a aprender a amar a mi niño. Estoy dispuesto». El Universo
contestará. Encontrará la forma de curar a tu niño y también de curarte a ti. Si
deseamos sanar, tenemos que estar dispuestos a experimentar nuestros

 sentimientos y a pasar a través de ellos hacia el otro lado y conseguir así 
la curación. Recuerda, nuestro Poder Superior está siempre disponible para 
apoyarnos y alentar nuestros esfuerzos.
Fuera como fuese tu primera infancia, buena o mala, tú y únicamente tú estás
ahora a cargo de tu vida. Te puedes pasar toda la vida culpando a tus padres y

 al entorno, pero lo único que conseguirás con eso es mantenerte estancado 
en hábitos de víctima. Jamás te servirá para conseguir el bien que dices
 desear.
El amor es la mejor goma de borrar que conozco. El amor borra hasta los
recuerdos más dolorosos y profundos, porque penetra más al fondo que ninguna 

otra cosa. Si tus imágenes mentales del pasado son muy fuertes y te pasas la 
vida afirmando «Todo es culpa de ellos», te quedarás estancado. ¿Deseas una 
vida de dolor o una vida de alegría? Mírate a los ojos, y ámate y ama a tu niño
 interior.



Louise L. Hay
Extraído de:
“El Poder está Dentro de Ti”
Por: Louise L. Hay
Pág. 145 a 156
Ediciones Urano
29ª edición

No hay comentarios. :

Publicar un comentario

Etiquetas

Emoticonos