viernes, 9 de mayo de 2014

"Palabras de Osho..."



Los discípulos le dijeron a Jesús:
"Dinos a qué se parece el reino de los cielos".

Jesús dijo:
"Es como una semilla de mostaza-
más pequeña que todas las semillas,
pero que al caer en tierra preparada
produce un gran árbol
y llega a ser refugio
de todos los pájaros del cielo".

Las relaciones humanas han cambiado muchísimo...      

 En todas las dimensiones las relaciones más profundas han desaparecido:
 la esposa ya no es más una esposa, sino una simple enamorada; 
el esposo ya no es más un esposo, sino un simple enamorado. 
La amistad es buena pero no puede ser muy profunda.
 El matrimonio es algo que sucede en profundidad.
 Es un compromiso en profundidad, y a menos que tú te comprometas,
 permanecerás hueco. A menos que te comprometas, nunca darás el salto.

Puedes flotar en la superficie, pero las profundidades no son para ti.

 Por supuesto, ir a las profundidades es peligroso -tiene que ser así, 
porque en la superficie eres muy eficiente. En la superficie puedes
 trabajar como un autómata, no es necesaria la consciencia.

Pero cuanto más penetres en la profundidad, tendrás que estar más y más alerta, 

porque en cada momento la muerte es posible.
 El miedo a la profundidad ha creado una superficialidad en todas las relaciones...

Un enamorado o una enamorada puede ser una diversión, pero no puede llegar 

a ser la puerta a lo más profundo que está escondido en todos y cada uno. 
Con una enamorada puedes relacionarte sexualmente; pero el amor no puede crecer, 
el amor necesita raíces profundas. La sexualidad es posible en la superficie, 
pero la sexualidad es sólo algo animal, biológico.
 Puede ser bello si es parte de un amor más profundo,
 y si no es parte de un amor más profundo, es la cosa más fea;
 porque entonces no hay comunión -simplemente se tocan y se separan. 
Solamente los cuerpos se encuentran, pero no ustedes -no yo, no tú.
 Esto ha sucedido en todas las relaciones...




Por eso es que sólo los ojos que confían, poco a poco, comienzan a sentir y a volverse sensibles. 

Cuando tú confías, el confiar significa cerrar estos dos ojos.
 Por eso es que la confianza es ciega, así como el amor es ciego
 -pero la confianza es aun más ciega que el amor...

....Tienes que conseguir los ojos para ver, tienes que conseguir los oídos para escuchar....

Por eso es que Jesús va repitiendo una y otra vez: "Quienes tengan oídos podrán entenderme. 

Quienes tengan ojos: ¡vean! El está hablando sobre otra dimensión de entendimiento....

Muy pocos entendieron a Jesús, está en la naturaleza de las cosas

 que tenga que ser así. Muy pocos -¿y quiénes son aquellos pocos?
 No fueron eruditos, no; no fueron profesores de las universidades, 
no fueron los tan llamados sabios, los filósofos, ¡no! Fueron gente ordinaria, 
corriente: un pescador, un labrador, un zapatero, una prostituta; fueron gente muy común,
 de lo más común, lo más común de lo común.
 ¿Por qué esta gente pudo entender? Debe haber algo extraordinario
 en un hombre común. Debe haber algo especial que existe en un hombre común 
y que desaparece en los así llamados "extraordinarios". ¿Qué es esto?

Es la humildad, la confianza... 

Porque cuanto más entrenado estás en el intelecto, la confianza es menos posible;
 cuando no estás entrenado en el intelecto, la confianza es más posible.

Un labrador confía, él no tiene necesidad de dudar.

 El siembra las semillas en el campo y confía que brotarán,
 germinarán cuando la estación apropiada venga. Germinarán.
 Espera y ora, y en la estación propicia aquellas semillas germinarán
 y se convertirán en plantas. Espera y cree. Vive con los árboles, con las plantas,
 con los ríos y montañas. No hay necesidad de dudar:
 los árboles no son astutos, no necesitas ninguna armadura a tu alrededor 
que te proteja de ellos; las montañas no son astutas -no son políticos, 
no son criminales- no necesitas de ninguna armadura que te proteja de ellas.
 No necesitas de ninguna seguridad ahí, puedes estar abierto.

Por eso es que cuando vas a la montaña repentinamente sientes un éxtasis. 

¿De dónde viene? ¿De las montañas? 
¡No! Viene porque ahora puedes poner la armadura a un lado,
 no hay necesidad de tener miedo. Cuando vas a un árbol repentinamente te sientes bello. 
No viene del árbol, está viniendo desde dentro de ti.
 Pero con un árbol no hay necesidad de protegerse, puedes estar tranquilo y sentirte en tu hogar.
 La flor no va a atacarte repentinamente; el árbol no va a ser un ladrón, no puede robarte nada.
 Es así que cuando vas a las montañas, al mar, a los árboles,
 a los bosques, pones a un lado tus armaduras.



La gente que vive con la naturaleza es más confiada. Un país que es menos industrializado, menos mecanizado, menos tecnológico, vive más con la naturaleza, tiene más confianza en ella

Por esto es que no puedes concebir que Jesús vaya a nacer en Nueva York -casi imposible.

 Fanáticos de Jesús pueden nacer ahí, pero no Jesús. 
Y estos fanáticos son sólo neuróticos, Jesús es sólo una excusa. No, no puedes pensarlo... 
que Jesús vaya a nacer ahí, es casi imposible. Y aun si naciera ahí, nadie lo escucharía;
 y aun si él estuviera ahí, nadie sería capaz de reconocerlo.
 El nació en una época sin tecnología, sin ciencia, el hijo de un carpintero. 
Vivió toda su vida con los pobres, con la gente simple que estaba viviendo con la naturaleza. 
Ellos podían confiar.

Jesús llega al lago un día... 

es de mañana y el sol todavía no ha salido en el horizonte.
 Dos pescadores están ahí, acaban de tirar sus redes para pescar, 
cuando Jesús viene y les dice: "¡Miren! ¿por qué están desperdiciando sus vidas? 
Yo puedo hacerlos pescadores de hombres. 
¿Por qué están desperdiciando su energía en pescar? 
Yo los puedo hacer pescadores de hombres. ¡Vengan, síganme!".

Si él te hubiera dicho eso cuando estabas sentado en tu oficina

 o en tu negocio, habrías dicho: "¡Fuera de aquí! No tengo tiempo,
 no me hagas perder mi tiempo". 
Pero aquellos dos pescadores miraron a Jesús, miraron a Jesús sin ninguna duda. 
El sol estaba saliendo y el hombre era bello, este hombre Jesús.
 Y sus ojos, eran más profundos que el lago; 
y su brillo era mayor que el del sol. 
Ellos arrojaron sus redes y siguieron a Jesús.

Esto es confianza, ni siquiera una sola pregunta "¿Quién eres tú extraño?".

 Ellos no le conocían, no era de su pueblo; nunca le habían visto, nunca le habían escuchado. 
Pero era suficiente; el llamado, la invitación, fue suficiente. Habían escuchado la invitación,
 miraron a Jesús, sintieron su sinceridad y le siguieron.

Justo cuando ellos estaban saliendo del pueblo, un hombre vino corriendo 

y dijo a esos dos pescadores: "¿A dónde van? Su padre ha muerto repentinamente. 
¡Regresen!". Así que ellos le dijeron a Jesús:
 "¿Podemos ir a casa para enterrar a nuestro padre y luego regresar?".
 Jesús les dijo: "No se preocupen de los muertos, hay suficientes muertos en el pueblo,
 ellos enterrarán a su muerto. Ustedes vengan y síganme.
 Ustedes no necesitan preocuparse por el muerto".
 Y aquellos dos pescadores le siguieron.

Esto es confianza. Ellos oyeron, ellos vieron a Jesús. 

El lo quería así -y tenía razón: "Cuando el padre está muerto 
¿qué se va a hacer? Cuando alguien está muerto, está muerto.
 No hay necesidad de ir. Y hay suficientes muertos en el pueblo;
 ellos se ocuparán del resto, ellos harán los rituales, ellos enterrarán a tu padre. 
Ustedes vengan y síganme". Y ellos lo siguieron y nunca voltearon hacia atrás,
 nunca miraron hacia atrás. Confianza significa no mirar hacia atrás. 


Confianza significa no regresar hacia atrás.


Una mente que duda siempre está mirando hacia atrás

 y siempre pensando en la alternativa, siempre pensando en lo que no ha hecho, 
siempre pensando si es que lo hizo correcto o incorrecto:
 "¿Debería regresar o seguir a este loco? ¿Quién sabe?......
 Pero los pescadores siguieron a Jesús.

Si sigues a un hombre como Jesús, tarde o temprano él se volverá contagioso. 

Pero tienes que seguirlo desde el comienzo.
 Tarde o temprano sentirás que es el hijo de Dios.
 No sólo eso -a través de él te darás cuenta que ustedes también son hijos de Dios.
 Pero al principio tendrán que confiar; si al principio hay duda, las puertas estarán cerradas....

Osho

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